Me he propuesto ir leyendo poco a poco toda la obra de Jiro Taniguchi (alternándola con otras lecturas, por supuesto). En esta ocasión, le ha tocado el turno a El caminante, publicada, al igual que Barrio Lejano, por Ponent Mon, editorial que se ha vuelto sinónimo de calidad en el mundo del manga traducido al español.
Taniguchi en esta obra consigue transmitir sensaciones, emociones y experiencias, más que historias, mediante el visionado y la contemplación tranquila y relajada de las cosas que suceden a nuestro alrededor de forma cotidiana. La historia es sencilla hasta el extremo. Nos cuenta, en una serie de historias cortas, los paseos de un hombre que observa y disfruta su alrededor con una tranquilidad zen. Todo transcurre casi sin diálogos, dando prioridad a lo visual antes que al texto.
Mediante unas viñetas muy detallistas, Taniguchi nos obliga a detenernos y recrearnos en cada rincón para captar el sentido de la obra. Muchos han criticado la obra por ser una historia simple, casi sin personajes, donde no ocurre nada y que casi parece una mera recopilación de postales. Y es que estamos poco acostumbrados a obras de tal intimismo y simplicidad. Con esta obra lo único que podemos hacer es perder la vista entre las plantas y las casas para descubrir los detalles que a simple vista se nos podrían escapar. Es una invitación a despojarnos de toda la artificialidad para dejarnos invadir por los sonidos en forma de onomatopeyas y las imágenes que nos ofrece el barrio donde se acaba de trasladar el protagonista anónimo.
El personaje principal no revela su nombre en ningún momento ni nos muestra casi nada de sus rasgos interiores. No sabemos nada sobre él. Pero observándolo nos damos cuenta de que estamos ante un hombre tranquilo, pero con mucha energía y vitalidad. Es un personaje sencillo que sabe disfrutar de las cosas sencillas. De su mujer aún sabemos menos, sólo que nunca le acompaña en sus paseos y que ella es quien da pie a las breves conversaciones que aparecen en la obra.
Más que una historia aleccionadora, esta obra es un ejercicio de experimentación narrativa, un intento de hacer poesía con las imágenes y los sonidos. Es una declaración de amor a los pequeños detalles de la vida, al places de observar los pájaros, recoger una concha, arreglar un juguete o caminar bajo la lluvia. Es, en definitiva, una obra de ritmo pausado, para dejarse llevar.
Entrada relacionada: https://laestanteriadenuria.wordpress.com/2012/04/09/barrio-lejano-jiro-taniguchi/
Yo lo he leído hoy y me ha parecido una delicia.
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Es muy bueno. Te recomiendo, si no los has leído ya, Barrio Lejano y El Olmo del cáucaso. A mí me encantan ^^.
Gracias por leer el blog y por comentar.
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