En la prisión, de Kazuichi Hanawa

En la prisiónA la hora de escoger qué es lo siguiente que voy a leer a veces busco información sobre novedades o recomendaciones en los blogs y los catálogos de las editoriales. Pero la mayoría de veces lo que me gusta hacer es pasearme por librerías observando títulos y portadas y leyendo contraportadas, para terminar llevándome algún libro de un autor que desconocía y que ha llegado a mí casi por azar. A veces sale bien y descubro auténticas perlas, pero otras veces el resultado puede ser decepcionante.

Así ha sido con En la prisión, de Kazuichi Hanawa, un libro que escogí en gran parte por ser editado por Ponent Mon, editorial que para mí es garantía de encontrar algo bueno, diferente e interesante. Kazuichi Hanawa fue arrestado en 1994 y condenado a tres años de cárcel por posesión ilegal de armas en su afán de coleccionismo. Cuando salió se dedicó a plasmar todos los detalles que recordaba de la vida diaria en prisión.

El cómic me resulta tremendamente aburrido. Y supongo que es lo que buscaba el autor (en inglés el cómic se llama, muy acertadamente, Doing time), ya que hace hincapié en la monotonía y la disciplina que rigen el día a día de los presos. Pero no me convence. No sólo es tedioso por este ambiente monótono, sino por cómo está explicada la historia. Si bien es normal que la vida de los presos gire en torno a la comida (el mejor momento del día) creo que hay otras formas de contarlo que llenando páginas y páginas de ejemplos de menús (en este sentido, me ha recordado un poco a El Gourmet Solitario, de Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi). La falta de acción y el exceso de descripciones hacen que leerlo se haga cuesta arriba.

Hay que reconocer, eso sí, que el libro sorprende, pues cuando uno se sumerge en un relato sobre la vida en la cárcel espera encontrarse con una lista de tópicos: los presos como víctimas de un sistema opresor que los maltrata, grandes discursos sobre la libertad, tentativas de evasión, hambre, brutalidad, conflictos, etc. El cómic es más bien una simple descripción de lo que vio en la cárcel. No es ni siquiera una historia con un inicio y un fin (cuando empieza el protagonista está ya en la cárcel y cuando termina sigue ahí) sino que más bien parece un lienzo estático o un manual donde se plasma lo que cualquiera que entre va a encontrar. La cárcel que Hanawa nos muestra tiene, no obstante, elementos duros, los cuales de basan sobre todo en ser una sociedad en la que la jerarquía, el protocolo y el orden japonés alcanza cotas realmente demenciales. Hay un respeto absoluto y una distancia entre los guardias y los presos, una educación siempre impoluta y una disciplina rígida y asfixiante. Todo está previsto. Hay normas de educación  que rigen cuándo y cómo dar las “gracias”, pedir “por favor” o dar reverencias. La puntualidad es exagerada: cada actividad está cronometrada y uno no puede excederse del tiempo permitido para cumplirla. Cada paso y cada movimiento de los presos están vigilados y programados casi como si se tratara de una formación militar.

En la prisión no es un relato de una estancia traumática. No hay violencia, dramas ni fugas. No es un panfleto de protesta, ni una lamentación, ni siquiera un relato de redención. Es simplemente un documento casi periodístico, aséptico. Con valor documental, sí, pero a mi parecer poco valor artístico o literario.

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