La marca del meridiano, de Lorenzo Silva, es el sexto libro de la saga de novela negra que el autor inició en 1998 con El lejano país de los estanques. Aunque, como siempre en una saga, lo mejor es leer todos los volúmenes en el orden correcto, lo cierto es que en este caso no es imprescindible. Siendo éste el único libro que he leído de la saga, no ha sido hasta finalizar la lectura que he buscado si había o no libros anteriores que me he saltado. Por tanto, se puede leer sin problema, aún no habiendo leído los anteriores: el caso se abre y se cierra en el mismo volumen y lo que debemos saber sobre los personajes, su carácter, su recorrido y sus fantasmas, queda descrito en unas pocas pinceladas muy certeras, que consiguen que los recién llegados con se sientan perdidos (a la vez que no se aburre tampoco a los seguidores más fieles). Los 5 primeros libros están publicados por Destino, mientras que este última lo está por Planeta (de hecho, es el ganador del Premio Planeta de Novela 2012).
La prosa y el vocabulario están muy cuidados, y las frases cortas y los diálogos se encadenan con largos párrafos y reflexiones que agilizan el ritmo sin renunciar a la profundidad. El acento de la historia está puesto, aparte de en la intriga, en los sentimientos del protagonista y en su mundo interior. La historia está narrada en primera persona, para una mayor identificación con el personaje. Así, asistimos al mismo punto de vista que Bevilacqua, un guardia civil que se acerca a la cincuentena, un hombre íntegro pero con sus demonios, que lo hacen más cercano y más humano. Bevilacqua (Vila, para aquellos que consideran su apellido impronunciable) nos ofrece no sólo sus reflexiones personales, sino también una visión unipersonal de la trama. Sólo vemos y sabemos las cosas a medida que él las va viendo y sabiendo, algo muy acertando cuando se trata de este género. Nunca me ha gustado la falta de transparencia de aquellas historias donde el detective sabe más que nosotros y calla sus propias conclusiones para sorprendernos al final con pruebas que apenas se habían mencionado. Me hace sentir que han hecho trampa. Tampoco me gusta el caso contrario, en el que la cámara revela cosas que el protagonista no puede ver, destruyendo así toda la intriga.
El caso que ocupa al brigada Bevilacqua, es la tortura y asesinato de su mentor, Robles, un policía ya retirado. La historia se sitúa en la España actual, la de la crisis, los recortes, la corrupción y el conflicto entre centralistas en independentistas. Empieza en octubre de 2011, el mismo día en que ETA anuncia el cese de la violencia y Gadafi es asesinado.
En esta historia, los policías son villanos, las víctimas no son inocentes y el uniforme resulta a menudo deshonrado. Pero eso no implica que Lorenzo Silva crea que la guardia civil sea especialmente corrupta, todo lo contrario, el autor piensa que el cuerpo ha sido a menudo desprestigiado injustamente. Sea como sea, la historia desvelará una trama de corrupción, trafico de drogas y prostitución en el que se verán implicados algunos agentes. Todo ello llevará a Vila a un encuentro abrupto con su pasado. Le tocará pensar en lo que perdió, en lo que ganó y en lo que tuvo que dejar atrás. Y es que Bevilacqua no se enfrenta a sólo un asesino, sino a la sombra de su pasado que lo persigue. Vila se encuentra en el meridiano de su vida y se ve envejecer, a la vez que observa a sus compañeros que han ascendido, a los que han caído y a los más jóvenes. Todo ello le lleva a menudo a pensamientos melancólicos sobre la jubilación e incluso la muerte. Lo policíaco queda pequeño frente a lo personal.
La marca del meridiano simboliza muchas cosas. Es la línea imaginaria que separa el este del oeste y Cataluña de España. Es una línea que es tan solo una convención, una línea imaginaria en un mundo que es uno, más allá de las fronteras que tracemos. Es también la línea fronteriza entre el bien y el mal y el debate sobre si al cruzar esta línea se puede realmente volver.
Estamos ante una historia llena de ironía y crítica contada desde la voz de Vila, una historia que entretiene y engancha, a la vez que te lleva a reflexionar sobre todos estos temas.
Yo también me estrené en los libros de Lorenzo Silva con éste, el último. La verdad es que te engancha de principio a fin y no aburre en ningún momento. Normalmente leo novela negra y siempre llego a la conclusión de que les sobran páginas a los libros per en este caso, no es así. Lo recomiendo, el premio planeta fue bien merecido.
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¿Has leído alguno más? 🙂
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