He contado ya en varias ocasiones como surgió mi temprana afición a los cómics, pero lo haré de nuevo. Cuando era niña pasaba un par de horas diarias en la biblioteca al salir del cole hasta que mi madre salía del trabajo. Ese tiempo se suponía que debía dedicarlo a hacer deberes, pero en realidad pasaba la mayor parte del tiempo repasando una y otra vez las estanterías de libros infantiles, cómics y libros de animales con ilustraciones. Tuve tiempo de leer y releer Los Pitufos, Mortadelo y Filemón, Rompetechos, Astérix y Obélix,… y, obviamente, Las aventuras de Tintín. Es por eso que, aunque todas estas historias pertenecen en realidad a una (o incluso dos) generación anterior a la mía, forman parte de mi infancia.
Es por ello que me alegra anunciar que los amantes (catalanes) de Tintín y el cómic en general estamos de enhorabuena. Yo, desde luego no podría estar más contenta. Los motivos son:
- Ficomic ha anunciado que se están moviendo hilos para reabrir el Museo del Cómic y la Ilustración de Badalona;
- hay una exposición sobre Tintín en el Museo de Historia de Cataluña;
- y, por último, y de esto trata esta entrada: hace cuatro meses que se publicó un ensayo en forma de libro sobre la relación de Tintín con Cataluña.
El título ya lo dice todo: Som i serem (tintinaires), de Joan Manuel Soldevilla (publicado por Acontravent). La palabra “tintinaires” vendría a ser algo así como “tintineros” pero el sufijo (muy catalán) se usa de forma muy consciente para marcar esta relación y la importancia que han tenido los álbumes de Tintín para el aprendizaje del catalán en una época oscura. Y es que, para muchos niños, fue en las viñetas protagonizadas por el intrépido reportero donde leyeron en catalán por primera vez.
El libro se divide en dos partes que toman el título de la famosa obra de Neruda: la primera parte se llama “Deu poemes d’amor (a Tintín)”, mientras que la segunda “I una cançó desesperada (o sobre la desesperació”. En la primera parte, Soldevilla, muy documentado, trata de resolver interrogantes como cuándo y cómo llegaron las aventuras de Tintín a nuestra tierra, qué recepción tuvo la obra, por qué tuvo tanto éxito o cuál fue el primer niño catalán que leyó Tintín. En el libro descubrimos como, en una época en la que los cómics eran considerados mero entretenimiento para niños, Tintín consiguió el reconocimiento de la élite cultural del país, abriendo paso para la consideración del cómic como cultura.
Esta primera parte es verdaderamente interesante y está llena de anécdotas y datos interesantes. Pero es la segunda parte la que hace este libro verdaderamente excepcional. En ella, Soldevilla nos hace un recorrido por los álbumes de Tintín a través del tema de la muerte, especialmente el suicidio, destacando así un cambio visible en la evolución del pensamiento de Hergé. El suicidio pasa de ser un acto abominable que Dios debe perdonar a una decisión personal heroica que uno debe tomar en un momento dado. Hasta llegar al suicidio del lector, en unas páginas tristes pero escritas de forma muy bella.
El libro está escrito de forma amena, pero con rigor y un poco de humor. Ha conseguido que vuelva a leer mientras ando por la calle, cosa que hacía mucho que no hacía y que, creo, nunca antes había hecho con un ensayo. Y es realmente interesante, imprescindible para cualquier amante de la obra de Hergé. Este ensayo es toda una apasionada declaración de amor que te lleva a correr hasta tu estantería para releer los cómics que ya estaban medio olvidados.
Por desgracia, creo que el libro no ha sido traducido (o por lo menos no he encontrado una traducción), pero aún así he leído en algunos sitios que es fácil de entender incluso para aquellos que no hablan catalán.
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Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio, de Steven Spielberg
Personalmente, nunca he sido muy «tintinaire», soy lector de un humor más castizo como la 13 Rue del percebe, Mortadelo, Zipi y Zape, etc…
La lectura del cómic en catalán la hice en las colonias de verano organizadas por el «esplai» donde después de comer disponíamos de tiempo libre para hacer lo que quisiéramos, si que recuerdo que leía las historias de Asterix y Obelix, Umpah-pah, Massagran, Lucky Luke, y las diversas historietas de Cavall Fort. Cierto es que los cómics de Tintín también estaban a mi alcance, pero nunca me acabaron de enganchar del todo
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Yo leía todos esos (menos Umpah-pah, o, por lo menos no lo recuerdo. Hoy me he acordado de uno más: Sergi Grapes. ¿Te suena? Me encantaba y no me había vuelto a acordar de él hasta hoy y al buscarlo he descubierto que también era francófono (ahora no sé si francés o belga) …
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Uy si, Sergi Grapes! Buscar estas cosas son peligrosas, traen demasiado recuerdos xD
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Muchas gracias por estas palabras de apoyo y por la valoración entusiasra de mi libro. Con comentarios de este calibre, uno encuentra sentido a escribir.
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Es recíproco: ver que mi blog llega cada vez a más gente y, sobre todo, a escritores y editores me anima a seguir escribiendo. Muchas gracias por el comentario.
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