Estos días he estado muy ocupada y al final no he conseguido ir a la Setmana del Llibre en Català para nada más que hojear un poco las novedades de los stands mientras iba de camino al trabajo. Si alguno de vosotros ha visitado La Setmana, participado en alguna de las actividades o escuchado alguna conferencia, nos encantará saber su opinión. Yo, por mi parte, he aprovechado y he comprado dos libros de Quim Monzó (El millor dels mons y Mil cretins) y uno sobre Tintín (L’il·lustre Tornassol).
Cuando los lea os diré qué me han parecido. Hoy no toca hablar de ellos, sino del último libro que he leído: El pantano de las mariposas, de Federico Axat. El libro, publicado por Destino, ha resultado verdaderamente excepcional.
Sam, de doce años, perdió a su madre (su única familia) en un accidente de coche cuando contaba con tan sólo uno. Ahora se prepara para disfrutar del verano. El último de su infancia. En él se enamorará por primera vez, afianzará los lazos de amistad con Billy y se enfrentará al miedo. En Carnival Falls (Nueva Inglaterra) una serie de desapariciones tienen en vilo a los ciudadanos, que se plantean la posibilidad de estar siendo víctimas de abducciones alienígenas. Los niños tendrás que resolver el misterio. Los secretos y las preguntas se acumulan, esperando ser resueltos.
Billy es un chico inteligente y creativo, que aconseja sabiamente a Sam y traza planes para lograr sus objetivos del mejor modo posible. Ambos se enamoran de Miranda, una chica de buena familia, pero no demasiado feliz, que les parece casi una princesa. Un pacto de amistad unirá a los tres personajes durante todo el verano.
Ésta es una novela de crecimiento, en la que un personaje ya adulto nos cuenta los acontecimientos que le hicieron ser quién es ahora. Te hace pensar, reír y sufrir. Te mantiene pegado al libro mientras lees lo que implica ser niño y crecer. El relato tiene el sabor de las historias de huérfanos como Tom Sawyer, Oliver Twist y Huckleberry Finn, así como de las películas de los 80 de Steven Spielberg, donde la infancia se disfruta entre amigos, excursiones, bicicletas y aventuras. La nostalgia transpira en cada una de sus páginas.
El estilo es claro, fluido, pero preciosista y cuidado. Se para en los detalles para describirnos la belleza del pequeño pueblo y del bosque, así como los sentimientos que experimenta Sam. Aventuras, amor, suspense: los géneros se mezclan, logrando un resultado policromático. La intriga se mantiene durante toda la obra, hasta darte un bofetón final en el epílogo, cuando creías que ya lo sabías todo, que te hará volver páginas atrás para maravillarte al ver cómo encaja todo. No siempre las cosas son lo que parecen.
Yo tampoco he podido ir, y me da muchísima rabia.
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