Todos conocemos a alguien que, incapaz de romper con el pasado, no puede vivir tampoco el presente. Éste es el caso de la protagonista del libro del que os voy a hablar hoy: Aprender a terminar, de Laurent Mauvignier. El libro lo publica Pasos Perdidos y nos cuenta la historia de una mujer que espera poder recuperar a su marido.
La historia está contada a través del monólogo interior de la protagonista. Empieza cuando desde el hospital le anuncian que van a traer al marido de nuevo a casa. Gracias a este monólogo interior pronto nos damos cuenta de que estamos ante una pareja rota tanto por el distanciamiento al que los ha llevado la cotidianidad como por una infidelidad del marido, quién se disponía a comenzar una nueva vida. La mujer ve entonces una oportunidad para recuperar a su marido al quedar él postrado en una cama durante meses y convertirse ella en imprescindible para él. Espera que los cuidados que ella le proporciona sean recibidos con gratitud y que perciba el amor y el sacrificio que pone en ellos.
Así es como ella recupera las ganas de vivir y la fuerza para intentar hacer su vida un poco mejor: arreglarse más, sonreír, poner flores frescas todos los días y buscar un trabajo. Pero a medida que su marido se recupera el miedo vuelve: cada paso adelante que da un marido es una amenaza, una posibilidad de alejarse de nuevo de ella. Se pregunta si será capaz de ver esta vez las señales de cambio que no supo ver la vez anterior.
Mauvignier transmite perfectamente la angustia, la esperanza, el miedo y el rencor de la protagonista, así como la evolución personal que hace a lo largo de la obra. Los personajes son realistas y coherentes. He de decir, sin embargo, que se me ha hecho muy difícil de leer. El mantenerse durante todo el libro dentro de este monólogo interior se me ha hecho pesado. Probablemente lo angustioso de la situación también ha contribuido a ello. Aún así, es interesante leer el libro como un estudio del alma humana. Muchísimas parejas viven en situaciones parecidas, convirtiendo sus vidas en un calvario absurdo. El libro trata de enseñarnos algo: alargar una relación muerta es un acto de crueldad hacia uno mismo y hacia la persona con la que compartes una vivienda, pero ya no una vida.