Seguramente todos en alguna vez (o en más de una) os habéis sentido acosados y excesivamente visitados por unos jefes obsesivos en vuestro puesto de trabajo. Francisco Castro lleva esto a un extremo enfermizo en su novela Spam, en la que un jefe de recursos humanos vigila de forma compulsiva a sus empleados.

Gómez es este jefe. Tras salir de la universidad se esforzó mucho por demostrar su valía al Director de la Empresa y así ascender rápidamente. A costa de otros compañeros, claro. Monitorizó sus pantallas para acumular información que le permitiera tenerlos controlados y puso cámaras en la oficina para saber lo que ocurría en cada momento. Pero la obsesión se extendió y observar a otras personas se convirtió en la afición de este hombre que miraba cámaras por internet, tanto de contenido sexual como cotidiano.

De pronto ocurre algo en la oficina que se escapa de su control: alguien que se hace llamar estehombre envía mensajes burlándose del Director General. ¿Quién será y por qué lo hace? ¿Conseguirá Gómez desenmascarar al gamberro antes de que esto le cueste su puesto de trabajo?

Estamos ante una novela que se sale de aquello a lo que estamos acostumbrados. Tiende hacia lo oscuro y perturbador, pero es también muy divertida y entretenida. Estamos ante una crítica del mundo empresarial que está más allá de lo humano y que pasa por encima de la gente sin ningún tipo de ética. Habla de las nuevas tecnologías, sus posibilidades comunicativas y sus posibilidades de control. De la necesidad de exhibirse y de la de observar. Os la recomiendo si os apetece leer algo distinto.