Las mejores fábulas mitológicas, de Toni Llacay y Montserrat Vidadevall

La mejores fábulas mitológicasComo humanista que soy siempre me ha fascinado la mitología, por lo que cuando vi el libro Las mejores fábulas mitológicas de Toni Llacay y Montserrat Viladevall enseguida me llamó la atención. Se trata de un libro juvenil con ilustraciones de Federico Combi que narra un total 21 leyendas de la mitología griega.

Los dioses, héroes, ninfas y titanes son los protagonistas de estos relatos, explicados de forma sencilla y amena para acercarse fácilmente a los jóvenes de 12 años. Cada fábula viene introducida por una ilustración y se cierra con un apartado de curiosidades alrededor del mito. Así, con estas curiosidades tomamos conciencia de hasta qué punto siguen los mitos vigentes entre nosotros, a través de nuestras costumbres, nuestro imaginario y, sobre todo, nuestro vocabulario.

A mí, personalmente, me ha gustado mucho leerlo porque me ha ayudado a recordar historias que ya tenía algo olvidadas, como la del juicio de Paris, que da origen a la guerra de Troya, o la de cómo Calisto se convirtió en la Osa Mayor.

Las historias están contadas de forma sencilla y, a menudo, apelan a la curiosidad del lector nombrando historias que no cuentan para que sea éste el que las busque. Si tuviera hijos, sin duda les daría este libro y les contaría estas historias, para que disfrutaran aprendiendo y relacionando los mitos clásicos con nuestra cotidianeidad. Una buena forma de iniciarse en el tema mitológico y (¡peligro!) de convertirse en un humanista.

Podéis leer el primer capítulo, con la historia de Heracles y las manzanas del jardín de las Hespérides aquí.

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44 mundos a deshoras, de varios autores

44 mundos a deshorasEn un momento en el que apostar por la cultura y la creación cultural parece una idea suicida, nace la editorial Adeshoras. El nombre no podría ser más adecuado. Aún así, parece que la cosa no les va mal y, para celebrarlo, han reunido a cuarenta y cuatro autores para formar un antología de relatos, poesías e ilustraciones que tienen como leitmotiv el nombre de la editorial que los ha reunido. Lo han hecho de forma desinteresada: todos ellos han cedido los derechos de sus aportaciones a Payasos Sin Fronteras y a Médicos Sin Fronteras. Toda una reivindicación en un tiempo en el que nadie regala nada. El nombre del libro, como no podía ser de otra forma, es 44 mundos a deshoras.

Algunos de los autores que han participado ya son consolidados, otros han trabajado anteriormente con la editorial y otros no han publicado sus obras.  Sus nombres son Abilio Estévez, Anamusma, Andrés Portillo, Carlos Candel, Carlos G. Algovia, Carlos Lapeña, Carlos Ollero, Clara Obligado, Elvira García, Eva Hibernia, Ezequías Blanco, Fermín Peñas, Fernando FerroFernando PuenteFrancisco Javier Guerrero, Javier Alcolea, Javier Fernández Panadero, Jesús Díez, José Luis Esparcia, José María Merino, José María Verdú, Juan Seoane, Juan Serrano, Laura Freijo, Manu Garpe, María Tena, Mariano García, Marisol Torres, Maytekano, Miguel Ángel Martín, Mimi Munné, Myriam Vélez, Neus Aguado, Pepe Viyuela , Raquel F. SáezRulo Pardo, Sidney Gámez, Silvia Añover, Soledad Velasco,  Susana Noeda, Teresa Urroz, Xabier López López, Yanet Acosta y Zulema Sánchez. Vienen de mundos distintos: de la poesía, del teatro, de la música, la ilustración, la pintura, la escultura y el grabado. El resultado de mezclar tanta creatividad ha dado lugar a decenas de mundos distintos en los que se reflexiona sobre el paso del tiempo.

Es interesante ver como cada autor lleva el tema por caminos distintos, creando diferentes historias acerca de la difícil relación con el tiempo, llegando a conclusiones dispares. El tiempo es subjetivo: puede pasar lento o rápido, puede incluso pararse, se puede perder la noción del tiempo o, directamente, perder el tiempo. Lo es, además, porque va sujeto a nuestra vida y a nuestra muerte. Vivimos nuestro tiempo y el tiempo que vivimos es el único que conocemos: por eso, dependiendo de cómo sea nuestra vida, tendremos una relación u otra con el tiempo. De esto es de lo que nos habla este libro.

Realmente lo he disfrutado mucho, hay textos muy buenos y muy trabajados y creo que puede servir para conocer autores que no habíamos leído nunca, darnos cuenta de que nos gustan y buscar más obras suyas. Y si, de paso, colaboramos con ONG como Payasos Sin Fronteras o Médicos Sin Fronteras mejor aún.

Siete relatos góticos. Del papel a la pantalla, de Sara Martín Alegre

Siete relatos góticos. Del papel a la pantalla.Estos últimos meses (y los siguientes) ando enzarzada en un trabajo sobre Tim Burton, por lo que me he podido dar cuenta que cuando buscas información sobre cine, adaptaciones, monstruos, lo fantástico y lo gótico, tarde o temprano acabarás cruzándote con Sara Martín Alegre. Sara Martín es profesora de literatura inglesa y estudios culturales en la UAB y en la UOC y está especializada en estudios góticos, adaptaciones cinematográficas, masculinidad y la definición de lo popular. Entre los libros en los que ha trabajado, hoy quiero destacar Siete relatos góticos. Del papel a la pantalla, una antología (editada por Jaguar) de cuentos adaptados al cine dentro del marco de la ficción gótica anglosajona de entre 1818 y 1937 (las adaptaciones cinematográficas correspondientes son de entre 1932 y 1999).

Sara Martín defiende que el relato corto y la película tienen mucho más en común que la película y la novela (que es lo primero que nos viene en mente cuando pensamos en una adaptación): están pensados para ser disfrutados de una sola sentada y en un tiempo que no suele sobrepasar las tres horas y ponen un gran énfasis en lo visual, pero no permitiendo que el lector se distraiga de la trama.

El título no engaña: en este libro te encontrarás con siete relatos con sus respectivas fichas que te informarán de quién, cuándo y cómo fueron transformados estos relatos en películas. Además te hablará de las semejanzas y diferencias entre originales y adaptaciones, así como de su recibimiento por parte del público. Además de estas fichas, también encontramos un prólogo de Antonio Ballesteros y una introducción de la propia Sara Martín, ambos muy interesantes.

Los relatos que encontramos son:

  • La leyenda de Sleepy Hollow, de Washington Irving. Éste es el relato más famoso gracias a la adaptación de Tim Burton. Sin embargo, al leerlo nos damos cuenta de que la película poco tiene que ver con el relato original, del que sólo toma algunos nombres de personajes e imágenes como el jinete decapitado o el árbol. Aún siendo el más conocido es el que se hace más pesado de leer por lo lenta que avanza la acción y la poca empatía que despiertan los personajes.
  • Un incidente en el Puente del Arroyo del Búho, de Ambrose Bierce. Cuenta los momentos previos a la ejecución de un ahorcado y cómo éste consigue escapar. Tiene un final inesperado que da interés a un conjunto que de otra forma no lo tendría.
  • La historia de Hoichi el Desorejado, de Lafcadio Hearn. Historia ambientada en Japón de cómo unos fantasmas engañan a un ciego y cómo el desafortunado se libra de ellos.
  • El arte de echar las runas, de M. R. James. Es una historia realmente tensa e interesante sobre una maldición y que te deja enganchado a las páginas del libro esperando ver cómo se libra de ésta el protagonista.
  • Espuelas, de Clarence Aaron “Tod” Robbins. Éste es el relato que inspiró a la conocida película La parada de los monstruos. Habla de humillación, odio y venganza; y, aunque estos temas se mantienen, son tratados de formas tan distintas en el papel y el celuloide que incluso llegan a cambiar en cierto modo con qué personajes empatizamos más. Mucho mejor el relato escrito a mi parecer, aunque la película no tenga ningún desperdicio.
  • La presa más peligrosa, de Richard Connell. Éste es el relato que más me ha gustado. Está realmente muy bien narrado, sobre todo en la parte de la caza. Un marinero le cuenta a un cazador en alta mar que están cerca de una isla que los más supersticiosos temen. Cómo no podía ser de otra forma, el cazador sufre un incidente y cae al agua, yendo a parar a la susodicha isla y descubriendo el motivo del temor.
  • El Diablo y Daniel Webster, de Stephen Vincent Benét. Es una de esas historias en las que alguien hace un pacto con el Diablo, pero que a la hora de hacer el pago se echa atrás e intenta deshacer el trato.

Los relatos están traducidos por la propia Sara Martín, quién también ha hecho la recopilación. El resultado es un buen trabajo, con una gran documentación y una cuidada edición y traducción. Es ideal para leer un cuento al día (sobre todo para aquellos que no tienen tiempo): la mayoría de ellos no te tomarán más de una hora.