El Hobbit: un viaje inesperado, de Peter Jackson

El Hobbit: Un viaje inesperadoUna de las películas más taquilleras de estas fiestas seguramente será El Hobbit: un viaje inesperado. Aunque pueda parecer mentira, hace ya casi una década del estreno de El retorno del rey, la última película de El Señor de los Anillos. Peter Jackson nos lleva de nuevo a la Tierra Media con una nueva saga, esta vez basada en El Hobbit, una precuela que nos cuenta cómo llegó el Anillo Único a manos de Bilbo Bolsón.

El film empieza justo antes de la fiesta de despedida de Bilbo (Martin Freeman) con la que comienza La Comunidad del Anillo. El mediano explica sus aventuras a Frodo a través de una carta donde escribe sus memorias. Y así es como nos desplazamos a 60 años antes, cuando Gandalf el Gris (Ian McKellen) convence a Bilbo para que emprenda un viaje junto a 13 enanos para recuperar el tesoro del reino de Erebor, que se encuentra bajo la custodia del dragón Smaug.

Hay muchos detalles que conectan la película con la trilogía anterior: el cameo de Frodo y la aparición de más personajes como Gandalf, Elron o Galadriel, la reiterada referencia a una oscuridad que algunos creen desaparecida pero que recupera poco a poco su espacio, ciertos paisajes como Rivendel o La Comarca y la atmósfera en general; todo es regreso en este film. Hay momentos que incluso rozan el autoplagio, como la escena en la que Bilbo descubre que el Anillo le hace invisible, que parece calcada de cuando Frodo hace lo propio: un tropiezo y, por arte de magia, el Anillo cae en el dedo, salvándolo de un peligro inminente.

La película está estirada como un chicle. Hacer 3 películas de un sólo libro es excesivo y se nota. Pero las partes exageradamente largas (como la llegada de los enanos a casa de Bilbo) son aderezadas con humor y alternadas con flashbacks explicativos llenos de acción. De este modo consiguen no ralentizar el ritmo y que la película no se haga pesada. En tres horas la película nos presenta a los personajes (aunque los 13 enanos son difíciles de recordar por separado y solamente destaca Thorin Escudo de Roble –Richard Armitage, quien se convierte en un nuevo Aragorn) y justifica a Bilbo en su posición de héroe, ya que únicamente Gandalf cree en él desde un principio.

El mejor momento del film es, sin duda, la aparición de Gollum y el juego de acertijos consiguiente. La escena, llena de tensión y comedia, hace que Bilbo conozca su propia valía.

El Hobbit es una historia que nos cuenta que incluso el más común de los mortales puede llegar a ser un héroe si se lo propone. En la película retrocedemos hasta 2003 para encontrarnos con personajes a los que echábamos de menos, batallas épicas, viajes interminables y lucha entre luz y oscuridad.

 

¡Feliz Navidad!

Sombras tenebrosas, de Tim Burton

Cada vez que voy a ver una peli de Tim Burton salgo pensando que no podría hacerla nadie más. Su último largometraje no es una excepción: en Sombras tenebrosas se encuentran todos los guiños, caprichos y ambientaciones propios de Tim Burton (mansión encantada, personajes singulares, una persona fuera de su mundo, el amor inalcanzable, etc.). El cineasta ha hecho lo que le gusta y se nota que se lo ha pasado muy bien. Tim Burton, pese a sus últimos baches, sigue siendo uno de los directores más célebres y uno de los pocos capaz de arrastrar a la gente al cine sólo con su nombre.

La película se basa en una serie televisiva de los 60 que tuvo bastante éxito. Nos encontramos ante una maldición lanzada a la familia Collins siglos atrás. La idea de adaptar la serie al cine fue de Johnny Deep, quien se hizo con los derechos de la serie. El castigado es Barnabas Collins y el verdugo es la bruja Angeline Bouchard, que en un ataque de celos mata a sus padres y su amada y lo convierte en vampiro para que sufra eternamente enterrado en un ataúd. En 1974, Barnabas despierta y trata de levantar de nuevo el imperio familiar (una especia de familia Adams en una mansión que se encuentra entre la opulencia y la decadencia) y vengarse de la bruja.

Sombras tenebrosas es una historia entretenida, de poca profundidad (buscada), sin grandes pretensiones. Johnny Depp (qué raras son las películas de Burton en las que no aparece) queda genial en el papel de vampiro y se mueve con facilidad entre el tono más gótico y el más humorístico. Su personaje se hace cercano a pesar de lo extraño que es. Por otro lado, Eva Green, la malvada bruja, perturbadora, sexy y salvaje, arrasa con cada una de sus apariciones, por lo que no es extraño que las mejores escenas de la película sea las que ambos comparten. Aunque ellos son las estrellas, Burton ha reunido un interesante grupo de actores. Destacan los nombres de Michelle Pfeiffer (preciosa sin intentar disimular la edad, un punto a favor), Helena Bonham Carter (cómo no), Jackie Earle Haley, Chloë Grace Moretz, Jonny Lee Miller y Christopher Lee. Además incluye un cameo de Alice Cooper.

La película está bien pero no es de las mejores. Si alguien espera encontrarse con un gran film saldrá decepcionado, pero dudo que los carteles y el tráiler hayan generado grandes expectativas. Da la sensación que se le podría haber sacado mucho más jugo a los personajes. A favor hay que decir que en lo artístico no hay tara alguna y que el característico humor que acompaña las escenas es usado con inteligencia y no la convierte en comedia o parodia, sino que rompe con la gravedad.

A finales de año, octubre si no recuerdo mal, se estrenará Frankenweenie, la adaptación al largometraje de su corto de título homónimo, gravada con la técnica que tanto gusta a Burton, el stop-motion. Tengo muchas esperanzas puestas en ella. Veremos qué tal.

 

 

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