Top Ten Tuesday: Libros que me gustaría dar como regalo

La estantería de Núria – Reseñas de libros
¿De qué hablo aquí? Novelas. Cómic. Álbum ilustrado. Ensayo. Y, en general, cualquier texto que pase por mis manos.
Lo sé, es un sacrilegio, pero había oído hablar de Miguelanxo Prado hasta que el año pasado ganó el Premio Nacional del Cómic con su última obra, Ardalén, publicada con Norma. En seguida el cómic llamó mi atención, no tanto por el premio, sino por el título de la obra. Suena bien, como a algo mágico, a sal y arena, a baile y noche de verano. No sé, es lo que me transmitió el nombre. Al ver la portada te das cuenta de que tiene algo que ver con el mar, la vejez y los recuerdos.
He podido leer recientemente el cómic y he descubierto que “ardalén” es una palabra inventada por Miguelanxo Prado, que significa “viento ábrego que sopla desde el mar hacia tierra, procedente del suroeste, en las costas atlánticos europeas. Se trata de un viento húmedo que llega a portar muchos kilómetros tierra adentro olores a sal y a yodo. Según las creencias populares, el ardalén se origina en las costas americanas, atraviesa el Océano Atlántico y llega al suroeste de Europa”.
Sabela es una mujer que ronda la cuarentena, recién divorciada y en paro, que busca alguna pista sobre su abuelo. La historia comienza con su llegada a un pueblo de Galicia, buscando entre los habitantes a gente que recuerde algo sobre aquellos que emigraron a Sudamérica a finales de los años treinta. En el pueblo le dicen que el único que le puede contar algo es el anciano Fidel, pero también le advierten que con él no sacará nada en claro. Sabela se acercará Fidel para buscar en su memoria fragmentada alguna pista sobre el destino de su abuelo.
Nos sumergimos de lleno en el mundo de Fidel, un lugar semi-onírico, en el que nos cuesta diferenciar la realidad del recuerdo o la ensoñación. La sensación se ve reforzada por el uso del color, borroso, vibrante y vivo. La composición de las páginas es clásica, aunque encontramos alguna páginas que tratan de ofrecernos veracidad, como si fueran recortes de periódicos, mapas o documentos oficiales de la época. Sabela, igual que nosotros, aprenderá a escuchar al anciano y se encariñará de él, a la vez que conocerá la magia y los secretos que trae consigo el ardalén.
En la obra se entremezclan temas como la memoria, la imaginación, la formación de la identidad, la naturaleza, la emigración la desconfianza hacia los extraños y, sobre todo, la soledad de la vejez, tema que emparenta directamente Ardalén con otros cómics como Arrugas y Los surcos del azar, ambos de Paco Roca. Estamos ante una gran obra, cargada de emociones, sorpresas y poesía.
Ya estamos en mayo y se acerca el día de la madre. El listado de hoy está compuesto de libros que me parecen todos ellos interesantes y divertidos y que tienen un toque femenino. Ideales para regalar a vuestras madres.
1. Ardalén, de Migelanxo Prado
«Los recuerdos, que son muchos, van y vienen, sin que yo consiga colocarlos. Nunca estoy seguro de qué sucedió antes o después, me bailan los nombres, las caras… Es como si el libro de mi vida allá se hubiese deshecho y me quedara en las manos un puñado de hojas que no consigo ordenar de nuevo. A veces, incluso, es como si esos recuerdos no fuesen míos… Ni siquiera estoy seguro de diferenciar lo que he vivido y lo que he imaginado.»
Somos lo que recordamos. Pero la memoria no es un registro objetivo e inalterable. Sabela intenta reconstruir una historia, una parte de su historia, a través de los recuerdos de Fidel . Pero hay más hilos que se van entretejiendo en ese proceso de recuperación, otras personas, otras memorias. Porque también somos lo que los demás recuerdan.
Y en esas memorias, propias y ajenas, hay amor y cariño, y hay rencores y odios.
Por eso recordar no es inocuo. Pero quien no recuerda, no vive.
Después de tres años dedicado a Ardalén , Miguelanxo Prado nos ofrece su obra más extensa y ambiciosa hasta la fecha. Un relato fascinante sobre los recuerdos y la memoria, con personajes inolvidables y la maestría de uno de los mejores autores de cómic de nuestro país.
2. Logicómix, de Apostolos Doxiadis y Christos H. Papadimi
Una novela gráfica sorprendente que convierte algo tan árido como la matemática y el terremoto conceptual que sacudió sus cimientos hacia finales del XIX y durante las primeras décadas del XX en una aventura apasionante, narrada por uno de sus protagonistas: Bertrand Russell.Cubriendo un lapso de sesenta años, la novela gráfica Logicomix se inspiró en la historia épica de la búsqueda de los Fundamentos de las Matemáticas.El libro cuenta su historia en una forma atractiva, a la vez compleja y accesible. Es la razón filosófica de la lucha en el trasfondo de la agitación emocional y personal, así como los acontecimientos históricos trascendentales y las batallas ideológicas que les dieron origen.El narrador es el más elocuente y enérgico de los protagonistas de la historia, el gran lógico, filósofo y pacifista Bertrand Russell. Es a través de sus ojos que las apremiantes necesidades de grandes pensadores como Frege, Hilbert, Poincaré, Wittgenstein y Gödel salen a flote, a través de su propia participación apasionada en dicha búsqueda.
3. Mis whatsapp con Mamá, de Alban Orsini
La primera novela narrada a través de whatsapp. La hilarante historia de una madre y su hijo a través de los mensajes que intercambian con el móvil. Una novela moderna, emotiva, pero, sobre todo, muy divertida, que habla de los lazos entre padres e hijos y las brechas generacionales.
«CijkiopplypM’po» es el primer whatsapp que una madre envía a su hijo con su nuevo smartphone. Recién iniciada en las nuevas tecnologías y entusiasmada por la facilidad de irrumpir en la vida cotidiana de su retoño, aprende a manejar el nuevo teléfono a costa de la paciencia del chico.
Moderno, fresco y divertido, este relato demuestra que hoy las historias también se escriben por whatsapp.
4. El jilguero, de Donna Tartt
Al acercarnos a El jilguero, vamos enfocando una habitación de hotel en Amsterdam. Theo Decker lleva más de una semana encerrado entre esas cuatro paredes, fumando sin parar, bebiendo vodka y masticando miedo. Es un hombre joven, pero su historia es larga y ni él sabe bien por qué ha llegado hasta aquí.
¿Cómo empezó todo? Con una explosión en el Metropolitan Museum hace unos diez años y la imagen de un jilguero de plumas doradas, un cuadro espléndido del siglo XVIII que desapareció entre el polvo y los cascotes. Quien se lo llevó es el mismo Theo, un chiquillo entonces, que de pronto se quedó huérfano de madre y se dedicó a desgastar su vida: las drogas lo arañaron, la indiferencia del padre lo cegó y su amistad con el joven Boris lo llevó a la delincuencia sin más trámites. Todo parecía a punto de acabar, y de la peor de las maneras, en el desierto de Nevada, pero no. Al cabo de un tiempo, otra vez las calles de Manhattan, una pequeña tienda de anticuario y un bulto sospechoso que ahora va pasando de mano en mano hasta llegar a Holanda.
¿Cómo acabará todo? Esto está en manos del talento de Donna Tartt, que a puesto al día las reglas de los grandes maestros del XIX, siguiendo a Dickens pero también a los personajes de Breaking Bad, para escribir El jilguero, probablemente el primer clásico del siglo XXI.
5. La mujer que no quería amar, de Stephen Grosz
La filósofa Simone Weil cuenta cómo dos prisioneros en celdas contiguas aprenden, durante un período muy largo de tiempo, a comunicarse dando golpecitos en la pared. «El muro es la cosa que los separa, pero también es su medio de comunicación -escribe-. Cada separación es un vínculo.»
Este libro trata de esa pared. Trata de nuestro deseo de hablar, de comprender y de ser comprendidos. Es también sobre escucharnos mutuamente, no solo las palabras, sino también los espacios que hay entre estas. Aquí no escribo sobre un proceso mágico, sino de algo que forma parte de nuestra vida cotidiana: golpeamos la pared, y escuchamos.
6. La vida era eso, de Carmen Amoraga
La muerte fulminante de su marido deja a Giuliana devastada y sola con dos hijas pequeñas. Superar un día tras otro está poniendo a prueba su resistencia y su imaginación, mientras pasa de la incredulidad al enfado, y de ahí a la idealización de su relación con William.
Descubre entonces, además de irrepetibles momentos que su memoria convoca una y otra vez, el legado más hermoso de William: una intensa red de relaciones que le traerán una nueva forma de estar en el mundo y le enseñarán, gracias al apoyo de los demás, que aprender a perder es aprender a vivir.
A través de conversaciones, recuerdos, comentarios espontáneos de las redes sociales, escenas cotidianas, con vitalidad y sin dramatismo, y un cicatrizante sentido del humor, Carmen Amoraga construye una novela íntima y universal sobre el amor y la pérdida, el valor de lo vivido y lo por vivir.
7. Fábula de El Greco. El misterio de Luis Candilla, de Pablo Barrena
Luis Candilla, un joven que vive en las calles de Toledo, es recogido por El Greco para encargarle un delicado asunto: que informe a la Corte de que el cuadro Fábula, ya está terminado. Las calles y palacios de Madrid y Toledo, serán testigos de las aventuras que correrá este pillo en su afán por llevar el encargo a la Corte. En su camino veremos brujería y nigromantes, traición y villanos, pero también encontraremos amor, compañerismo, historia y sobre todo, mucho arte.
8. Deseo de chocolate, de Care Santos
Tres mujeres, tres siglos y la misma chocolatera de exquisita porcelana blanca: Sara:propietaria de un apellido que en Barcelona es sinónimo de chocolate, se enorgullece de dar continuidad a la tradición heredada de sus padres. Aurora: hija de una sirvienta de una familia burguesa del siglo xix, para quien el chocolate es un producto prohibido.
Mariana: esposa del fabricante de chocolate más famoso del siglo xviii, abastecedor de la corte francesa e inventor de una máquina prodigiosa.
A través de la pasión por el chocolate, Care Santos traza un apasionante viaje en el tiempo en el que recorreremos más de tres siglos de historia, desde su llegada a Europa hasta la sofisticación de nuestros días. Vibrante y adictiva, esta maravillosa novela es un exquisito placer para los sentidos.
9. Cazador de ratas, de Alexander Grin
En la mejor tradición de Hoffmann y Poe, Cazador de ratas es un relato alucinante del San Petesburgo de 1920, de una ciudad hambrienta, agotada por la guerra civil, donde lo cotidiano no se puede distinguir de lo siniestro.
Una anciana que vende un gorrito amarillento para comer ese día, unmujik que pesca clandestinamente en el Moika o un tendero que la revolución ha convertido en responsable de los alojamientos de la ciudad, trazan un clima de miseria en el que el protagonista, después de salir del hospital, encuentra refugio en el edificio desierto del antiguo Banco Central. A partir de entonces la narración, aunque mantiene su estilo realista y preciso, parece tener otro sentido: ¿lo que ve es real o solo se debe a que está enfermo y hambriento?
En Cazador de ratas realidad y delirio se confunden y se siente la fascinación del torbellino de pasiones, el ansia de riqueza, la maldad y el crimen liberados por la tormenta revolucionaria, que nos amenazan como las ratas de los cuentos y las pesadillas.
10. Hasta que volvamos a vernos, de Jamie Ford
1934. Tras la epidemia de gripe, que ha dejado cientos de miles de víctimas, Seattle está ahora inmersa en la Gran Depresión. La gente pierde su trabajo, las calles se llenan de mendigos y los niños, sin nadie que les cuide, atestan los orfanatos. William, de once años y origen chino, es uno de ellos. Recuerda cómo hace cinco años se llevaron el cuerpo inerte de su madre del pequeño piso en que vivían, y no sabe si ella está viva o muerta. Nunca le ha visitado ni se ha puesto en contacto con él. Pero un día que las monjas les llevan al cine, William cree reconocerla convertida en Willow Frost, una gran estrella de la pantalla. Decidido a encontrarla y a averiguar si realmente es su madre, William escapa con Charlotte, su amiga ciega, dispuesto a afrontar la verdad. Lo que descubrirá es que su madre es una mujer sólida y valiente, con un pasado lleno de injusticias, marcada por algo que ocurrió doce años atrás.
Con unos personajes llenos de fuerza, Hasta que volvamos a vernos es una novela conmovedora, una gran historia de amor, pérdida y reencuentro que el lector no olvidará en mucho tiempo.