Japonismo. La fascinación por el arte japonés

JaponismoJapón tiene una sorprendente capacidad para fascinarnos. Las artes marciales, las danzas, la decoración, la moda, la gastronomía, el manga…: su cultura nos llega en todas sus facetas desde el País del Sol Naciente para asombrarnos y hechizarnos. A veces puede parecernos que el interés por Japón sea algo muy novedoso y que el manga y el sushi son tan sólo una moda propia de nuestra época, pero la realidad es que el interés por lo japonés se extendió por toda Europa ya durante la segunda mitad del siglo XIX, dejando huella en las corrientes impresionistas, postimpresionistas, simbolistas y vanguardistas. Ahora, en el CaixaForum Barcelona podemos disfrutar de una exposición formada por más de 300 piezas en la que se muestra el inicio de las relaciones entre Europa y Japón y la incidencia de lo nipón en nuestra cultura. Así pues, podemos observar la relación del movimiento llamado japonismo con artistas españoles como Fortuny, Picasso, Regoyos, Casas, Utrillo, Dalí y Miró, entre muchos otros.

La muestra se llama Japonismo. La fascinación por el arte japonés y se exhibirá en Barcelona hasta el 15 de septiembre y en Madrid desde octubre de 2013 a febrero de 2014. La exposición ha supuesto un gran reto, ya que es la primera específica sobre el tema que se hace en España. Ricard Bru es el comisario que se ha atrevido con este trabajo, dando como resultado una exposición muy completa hecha a partir de obras procedentes de distintos museos y otras obras inéditas de colecciones particulares. En la exposición podemos apreciar como el interés por Japón se extendió por toda Europa gracias a los artistas curiosos que establecieron lazos para entender, aprender, amar y asimilar la cultura japonesa. En España la corriente nació en la década de los 70 del siglo XIX, siendo su mayor momento de influencia a finales de siglo, especialmente en Cataluña.

La apertura de las relaciones diplomáticas y comerciales con Japón, y la presencia de este país en las Exposiciones Universales, significó para los europeos un descubrimiento de un mundo inesperado, la influencia del cual terminó por impregnar casi todas las artes. La fiebre por lo japonés se instaló sobre todo en Barcelona, donde hubo varios museos de arte japonés y tiendas de exportación. El descubrimiento de una cultura como la japonesa que había estado encerrado en sí misma durante dos siglos llenaba de ilusión a los europeos que sentían estar descubriendo un mundo nuevo. La influencia sobrepasó pronto la escena artística para llegar a todos los ámbitos de la sociedad y la cultura más popular (en la exposición podemos ver incluso juegos infantiles). Pero en esta exposición no descubrimos la influencia japonesa en el modernismo (bastante conocida ya), sino que vemos los mecanismos, las causas y las consecuencias de dicha influencia.

La exposición es desde luego ambiciosa y rigurosa. El comisario, Ricard Bru, es un joven historiador del arte interesado tanto en el Modernismo y el Novecentismo catalán como en el arte y la cultura japonesas. Ha comisariado otras exposiciones, entre las que cabe destacar Imatges Secretes. Picasso i l’estampa eròtica japonesa, en el Museo Picasso de Barcelona, y Las estampas japonesas en el Museo del Prado. También ha trabajado el proyecto del British Museum Shunga: sex and humour in Japanese Art.

Vale la pena ir a ver la exposición, pues como ya he mencionado, reúne más de 300 obras, muchas de ellas nunca expuestas y que difícilmente podrás volver a ser expuestas juntas de nuevo. Entre las salas podremos ver libros, mapas, cuadros, cerámica, muebles, ropa, tapices, etc.: piezas todas ellas únicas y muchas de ellas exquisitas que ningún aficionado a los japonés y lo asiático debería perderse.

 

Azul. Historia de un color, de Michel Pastoureau

Nunca me había planteado que los colores no han sido para todas las culturas entendidos de la misma forma, por lo que cuando me crucé con Azul. Historia de un color de Michel Pastoureau (Ediciones Paidós) quedé inmediatamente intrigada por lo que nos podría contar un historiador sobre un color. Me he encontrado ante un  interesante recorrido por la historia cultural de los usos sociales de los colores, siguiendo como hilo central el azul.

El libro nos explica como el azul, que en la Grecia y la Roma clásicas era considerado un color degradante y asociado a los bárbaros, se convierte poco a poco en el color favorito de la mayoría de europeos, por encima de otros como el verde y el rojo. El azul se ha convertido en el color del consenso y de la paz, el color usado por las Naciones Unidas, la Unesco y la Unión Europea.

Pastoureau, por tanto, no se centra en el uso de los colores en el arte, sino que nos habla del color en los tapices, las indumentarias, en la cotidianidad y en los símbolos. Sus estudios se centran en la historia de los colores, los símbolos y los santos. También ha escrito sobre los caballeros de la Mesa Redonda, así como de los emblemas, la heráldica y la numismática.

Y así, el historiador francés nos habla de cómo se empezó a vestir la Virgen de azul y éste fue considerado en el siglo XII y XIII el color de la luz y del cielo, lo que dotó de una mayor importancia y prestigio. También habla de cómo el azul se convirtió en el color del progreso durante la Revolución Francesa, mientras que hoy en día es el color del conservadurismo en la mayoría de los partidos políticos de derechas de Europa.

Azul. Historia de un color es el relato de la evolución cultural, de los cambios sociales que sufre un color a lo largo de la historia.

Cultura Mainstream, de Frédéric Martel

¿Cómo funciona la cultura de masas? ¿Cómo se fabrican los best sellers, los discos superventas y los grandes éxitos de taquilla? ¿A qué se debe la supremacía mundial de los productos culturales estadounidenses? El sociólogo y periodista francés Frédéric Martel trata de dar respuesta a estas cuestiones en Cultura Mainstream. Cómo nacen los fenómenos de masas, publicado en España por Taurus.

Frédéric Martel es autor de Le rose et le noir. Les homosexuels em France después 1968, Sur le déclin du théâtre en Amérique y De la cultura en Amérique. Además ha impartido clases en el Institut d’Études Politiques y en la École des Hautes Études Commerciales. Actualmente presenta el programa radiofónico Soft Power en France Culture.

El libro es el resultado de una ambiciosa investigación de más de cinco años durante los que Martel pasó por treinta países, llegando a entrevistar a más de mil doscientas personas relacionadas con el mundo del entertainment. Martel viaja por Hollywood, Bollywood, Tokio, Miami, Qatar, México, etc. para llegar a la conclusión de que existe una guerra mundial por controlar los contenidos. Todos los países luchan para dominar la web y ganar la batalla de la influencia cultural. Esto es lo que se denomina soft power, frente al hard power¸ representado por las fuerzas militares, políticas, económicas e industriales.

El mainstream es una cultura popular de masas que tanto puede ser divertimentos como arte. Engloba a Lady Gaga, Harry Potter, Spiderman, Wall·e, las series de televisión y los cómics. Visto con un enfoque positivo, se puede decir que gusta a mucha gente y crea felicidad y divertimento (cultura para todos, cultura democrática). En cambio, desde un punto de vista negativo se considera monolítico, imperialista y repetitivo (cultura barata, comercial).

El libro se estructura en dos partes: en la primera examina el sector cultural estadounidense y su influencia en distintas partes del mundo. En la segunda aborda el tema de la globalización de la cultura y los esfuerzos de muchos países por llegar a sobreponerse a EEUU. Todo ello está contado casi como una novela en la que el protagonista nos cuenta su viaje y nos habla de las personas con las que se entrevista y la impresión que le dan desde un punto de vista muy personal. Martel es consciente que está tratando con el poder y, por lo tanto, con un mundo de opacidad y secretismo, por lo que sus interlocutores no siempre son de todo sinceros con sus respuestas.

La obra, que supera las 400 páginas, se complementa con su página web www.fredericmartel.com, donde se pueden encontrar las notas a pie de página del libro, la lista de entrevistas, la bibliografía y algunos documentos o estadísticas usados en su trabajo. El resultado es un libro interesante, relatado de forma variada y amena, que deja entrever el monumental trabajo que se esconde tras las páginas, en las que nos habla sobre todo de cine, pero también de música, literatura y videojuegos. Cultura audiovisual, censura e intereses son los temas de los que nos informa Martel en su libro.

El intelectual melancólico, de Jordi Gracia

Descubrí este panfleto, publicado por Anagrama, a partir de una breve noticia de La Vanguardia. El título original, que hubo que acortar porque iba a ser casi más largo que el libro entero era Panfleto contra el prestigio de la melancolía entre los intelectuales afectados por el síndrome del narciso herido. Un título muy aclarador sobre el contenido del panfleto, en el que encontramos una diatriba contra aquellos intelectuales que leen de forma negativa las transformaciones que sufre la cultura contemporánea. Aunque no lo menciona en su libro, Jordi Gracia confesó que las memorias de Jordi Llovet (Adéu a la universitat) motivaron la redacción del panfleto (que, por supuesto, no se dirige exclusivamente a él) con ideas que hacía tiempo que estaban deseando salir del tintero.

Gracia, profesor de Literatura Española desde hace 20 años, defiende, por el contrario, que ni la cultura humanística, ni la literatura europea, ni el arte han entrado en declive. Para él, estos intelectuales se han aposentado cómodamente en sus cátedras, apartándose de la sociedad y quejándose de todo lo nuevo sin dignarse ni siquiera a echarle un ojo. Estos intelectuales escriben desde el resentimiento porque ya nadie les lee y sus cifras de ventas están demasiado lejos de las cantidades que manejan otros, indignantemente inmerecidas según ellos. El modelo del intelectual del que nos habla Gracia es aquél que describe como vulgaridad la democratización de la cultura y que se lleva las manos a la cabeza cuando ve que en el metro se lee más a Carlos Ruíz Zafón que a Dante.

Aunque la idea del panfleto es buena y bastante defendible, decepciona la falta de valentía al no dar ejemplos concretos que demuestren que, efectivamente, la cultura no está en declive y que hoy en día tenemos autores y artistas tan inmortales como Rubén Darío o Van Gogh. El panfleto, aunque muestra sensatez al constatar el progreso social y cultural, no consigue callar la voz de los intelectuales que se quejan porque le falta profundidad, complejidad y riesgo.

Puedes conseguir este libro aquí.