Seguro que te habría gustado asistir a esta boda temática de Harry Potter

Sí, sí, tal como suena. Los protagonistas de enlace son Meredith Fahey y Joshua Votaw, quienes siempre habían querido una boda temática y, al ser ambos fans de Harry Potter, decidieron inspirar la suya en el mundo mágico creado por J.K. Rowling.

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Así pues, ambientaron los espacios de la boda inspirándose en lugares como Hogwards o Hogsmeade.

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Cada detalle se nota bien pensado y creado con mucho cariño.

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Así, con la colaboración de los invitados pudieron hacer fotografías tan divertidas como esta:

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Como vemos, la novia es fan también de Los juegos del hambre. En el tatuaje de su espalda se mezcla el Sinsajo con las Relíquias de la Muerte.

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La notícia y las fotografías las he sacado de aquí. La imágenes pertenecen a Candice Benjamin, podéis ver más trabajos suyos en su página web.

El anciano que acerca la lectura a los más pequeños en Italia

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Seguramente muchos ya habréis oído hablar de él. Antonio La Cava es un maestro jubilado que recorre los pueblos del sur de Italia para acercar la lectura a los más pequeños. Y lo hace de forma muy divertida con un invento suyo: un «bibliomotocarro’. Parece el carrito de un heladero, pero en realidad es una pequeña biblioteca que llega en los pueblos donde no hay una, avisando de su llegada a sus habitantes con el sonido de un órgano.

Lleva libros impresos y libros en blanco para que los niños puedan decidir si leer o escribir. A los niños les suelen gustar más los libros para escribir: son como un juego. El libro en blanco va también de pueblo en pueblo esperando que otro niño le añada un capítulo más a la historia.

Así es como este señor convierte la lectura y la escritura en una pasión, en un juego divertido para los niños y no en una obligación.

¿No os parece adorable? ¿Creéis que es una iniciativa útil? ¿Qué ideas se os ocurren para fomentar la lectura entre los más pequeños?

Dejar libros a medias


Libro aburridoEl otro día alguien me preguntó si siempre termino los libros que empiezo. Me dio un poco de vergüenza admitirlo, pero no. La verdad es que no los termino todos. Luego reflexioné sobre ello y la verdad es que creo que no hay nada malo en no terminar los libros.

Puedo dejar los libros a medias básicamente por dos motivos. El primero es porque me urge o me apetece más leer otro libro y dejo el que estaba leyendo para más adelante. Luego me da pereza retomarlo o lo olvido y, casi sin darme cuenta, el libro acaba pillando polvo en la estantería. Cuando los dejo así no pasa nada, precisamente por eso, porque ni me doy cuenta. El segundo caso es el de estar leyendo un libro que no me guste. Estar ahí esforzándome y sufriendo, luchando contra el tedio, contando las páginas que faltan para acabar… Si el libro es malo lo dejo enseguida. En cambio si me pasa con un buen libro… En ese caso me siento más culpable de dejarlo, porque siento que ese libro es demasiado elevado para mí y me duele aceptarlo.

En este último caso a veces lo dejo y otras no. Dejar un libro a medias puede parecer una falta de respeto hacia el autor que se esforzó para escribirlo. ¿Hemos de sentirnos mal por dejar un libro a medias? ¿Hemos de esforzarnos en llegar hasta el final?

Cuando un libro que consideramos bueno se nos atraganta no sirve de nada esforzarnos hasta odiarlo. Tenemos que pensar que hay un momento para todo y quizás ese no era el momento para leer ese libro. Mi consejo es guardarlo para más adelante. Leer no tiene que ser agobiante.

Os dejo los derechos del lector:

los derechos del lector

El precio fijo de los libros

paper-and-numbers-1379518-mTodos nos hemos quejado alguna vez de lo caros que son los libros en este país, sobre todo cuando comparamos con otros lugares en los que los libros son hasta dos o tres veces más baratos, como el Reino Unido. Además, es un sector en el que no encontramos grandes ofertas: un 5% de descuento es el máximo que se puede encontrar en las librerías. Cuando nos damos cuenta de esto no sabemos muy bien si culpar a las editoriales, a las librerías o a quién, pero nos sentimos engañados. ¿Por qué ocurre esto?

El precio de los libros en España está regulado por la LEY 10/2007, de 22 de junio, de la lectura, del libro y de las bibliotecas, más conocida como la Ley del Libro. Podéis leer la ley entera aquí, pero yo quiero destacar el artículo que habla del precio fijo:

 

Artículo 9. El precio fijo.

 

[…]

1. Toda persona que edita, importa o reimporta libros está obligada a establecer un precio fijo de venta al público o de transacción al consumidor final de los libros que se editen, importen o reimporten, todo ello con independencia del lugar en que se realice la venta o del procedimiento u operador económico a través del cual se efectúa la transacción.

Con el fin de garantizar una adecuada información el editor o importador quedará asimismo obligado a indicar en los libros por él editados o importados el precio fijo.

[…]

3. El precio de venta al público podrá oscilar entre el 95 por 100 y el 100 por 100 del precio fijo.

 

Esto quiere decir que es la editorial la que fija el precio del libro y los comerciantes están obligados a vender los libros a ese precio. O como mucho al 95% de ese precio, por tanto, ofreciendo un 5% de descuento. Un descuento irrisorio que no nos lleva a ir a comprar a ese sitio expresamente. No obstante, esta ley no está pensada para proteger a las editoriales, sino a los pequeños y medianos libreros, que la pedían para poder hacer frente a las grandes superficies y cadenas, que tienen más facilidad para bajar precios.

Sin embargo, la proliferación de las ventas por internet ha abierto un vacío legal del que empresas como Amazon se aprovechan. Aunque la multinacional ha sido demandada por el incumplimiento de la ley, lo cierto es que esta normativa está anticuada y cada vez son más los que piensan que en una sociedad globalizada carece de sentido. Está demostrado que la regulación de los mercados acomoda a las empresas, que se vuelven poco dinámicas y, a la larga, incompetentes. Y eso es lo que está ocurriendo en la industria editorial española.

Su política de mantener alto el precio de los ebooks (sobre los que no aplica la ley del precio fijo) para no perder ventas en el formato papel, los aleja de la posibilidad de competir con las multinacionales que, no sólo tienen una oferta enorme, sino que además a un mejor precio. Amazon es un monstruo con el que no es fácil competir. Puede vender libros sin preocuparse de ganar dinero con ellos, ya que su negocio procede del hecho que puedes encontrar de todo con unas condiciones inmejorables. Estamos sumidos en una economía de mercado agresiva y para sobrevivir hay que adaptarse a sus reglas, cosa que esta ley y la actitud de las editoriales impide. La libre competencia, la no intervención del Estado y el triunfo de los fuertes son las leyes que regulan el mercado, nos parezca bien o mal.

La Ley del Precio Fijo ya no protege a las pequeñas y medianas librerías. Lo había hecho en el siglo pasado, pero ya no. Ahora mismo, lo único que consigue la mentalidad del precio fijo es que los productos culturales tengan un precio muy alto. Los libreros deberían tener la posibilidad de tener más margen para competir con ofertas y descuentos. No es normal tener que mantener los precios altos si no se vende, los precios se regulan según la ley de la oferta y la demanda. Entre vender los libros a 20€ y venderlos a peso para hacer pasta de papel debería haber intermedios. No se puede acabar con la piratería, pero si pretendemos frenarla, hay que ponérselo fácil al cliente. Poner precios poco asequibles y luego tratarlo de ladrón no ayuda.

¿Qué opináis vosotros?

La biblioteca de los libros olvidados

El museo de los recuerdos robadosUno de los libros que más me marcó de pequeña es El museu dels records robats (El museo de los recuerdos robados), de la serie roja de El vaixell de vapor. Actualmente el libro está descatalogado tanto en la edición catalana (la que yo leí) como castellana. En ese libro, todas aquellas personas y objetos que caían en el olvido absoluto iban a parar a un mundo paralelo donde vivían melancólicamente. La única forma de volver al mundo real era conseguir que alguien del otro lado te recordara. ¿Por qué os cuento esto? Porque aunque creo que en el libro no se hablaba de ello, siempre he pensado que en ese universo debe haber una biblioteca maravillosa, enorme y en constante expansión, que acumula todos los libros perdidos, olvidados, no publicados, que nadie recuerda.

Por lo visto estaba equivocada, esta biblioteca no estaba en el mundo de los recuerdos olvidados, sino en Estados Unidos, concretamente en Burlington (Vermont) y tiene un nombre: se trata de la Biblioteca Brautigan, que se encontraba en la planta alta de la Librería Fletcher entre 1990 y 2000.

En la Biblioteca Brautigan se almacenaron más de 300 obras no publicadas, todas ellas muy curiosas. La Biblioteca aceptó manuscritos de todas partes del mundo, especialmente entre 1990 y 1996, con la condición de que el autor pagara los gastos de envío. Había libros de todo tipo: manuscritos, mecanografiados, novelas, ensayos, poesía,… Esta colección fue Richard Brautiganfundada por un tal Todd Locwood y conmemoraba la obra del autor contracultural de los años 60 Richard Brautigan, cuya novela El aborto se desarrolla casi por completo en una biblioteca que recolecta obras inéditas.

Las peculiaridades de esta biblioteca no terminaban con la curiosa colección, sino que seguían en la forma de organizarla. En lugar de usar el conocido sistema Sistema de clasificación decimal Dewey, usaron el “Sistema Mayonesa”: los libros se organizaban en categorías como “Amor”, “Furuto”, “El sentido de la vida”, “Aventura” o “Todo lo demás”. Y se utilizaban botes de mayonesa o latas como sujetalibros. Una organización más bien que apuntaba al caos.

En definitiva, éste era sin duda un lugar singular, repleto de curiosos libros que jamás han sido leídos. Libros ignorados, despreciados, melancólicos. Muchos de ellos seguramente disparatados, malos, horribles o aburridos. Todos estos libros encontraron su lugar en el mundo en una biblioteca que no rechaza a nadie, que no se fija en las incorrecciones ni se preocupa por la comercialidad, el interés de la obra o, directamente, la lógica de la obra.

Sin embargo, la librería se fue quedando sin espacio y acabó guardado los libros inéditos en cajas para hacer lugar a los libros publicados. Todo apuntaba a que estos libros iban a ser destruidos si no encontraban alguien que los acogiera. Finalmente han encontrado una nueva sede en Vancouver, Washington. Todo se mantiene igual, excepto que, debido a las posibilidades de los avances tecnológicos, ahora la biblioteca ofrece los libros por internet y acepta abortos literarios también en formato eBook.

Glosobook, el libro social

Glosobook¿Alguna vez has jugado a inventar el inicio de una historia para pasársela a otro y que la continúe? Pues eso es Glosobook (Global Social Book), un libro que se escribe gracias a la participación social. Aunque a veces nos parezca que no, todos tenemos algo que contar, pero no sabemos muy bien como empezar o como terminar las historias y las ideas que se nos ocurren. Glosobook nos ayuda a perder el miedo a la página en blanco. El proyecto, que nace sin objetivos lucrativos, surge a partir de la voluntad de aproximar la literatura a las personas y de difundir la experiencia, la imaginación y las ideas de todo aquél que quiera participar.

Un Glosobook es un libro escrito por múltiples autores. ¿Cómo funciona? Pues cada autor tiene que leer el capítulo publicado (capítulo 1, por ejemplo) y escribir el siguiente (capítulo 2). Todos los capítulos (capítulo 2) que surjan serán sometidos a votación, siendo los dos con más votos los que se publicarán. De cada uno de estos dos capítulos tienen que surgir dos más, etc. El Glosobook, por tanto, empieza de una única manera, pero termina de muchas distintas. Así es como se crean «historias sociales».

 

Desde luego no creo que de aquí salga el próximo premio nobel, pero personalmente me gusta la idea e intentaré sacar algo de tiempo para participar. Cualquier persona puede participar en la redacción de los relatos, por lo que creo que es una buena idea para divertirse creando historias y leyendo las creaciones de los demás, pero también para aprender y mejorar nuestra escritura y desarrollar nuestra imaginación. ¡Como un curso de escritura creativa muy práctico! ¡Y gratis! Aquellos que no se atrevan a escribir pueden también simplemente leer y votar las historias y, quien sabe, quizás en un futuro animarse a participar.

¿Ya conocíais Glosobook? ¿Qué os parece la idea? ¿Creéis que esta herramienta puede ayudar a promover el hábito de la lectura? ¿Os gustaría participar escribiendo algún capítulo? ¿Lo habéis hecho ya?

Encuentra tu libro ideal por San Valentín

Todos tenemos como mínimo un libro especial en nuestras vidas. Un libro que nos enamoró a primera vista, un libro del que quedamos prendados tras leerlo, un libro que nos sorprendió marcando una huella imposible de borrar.

Este San Valentín en La estantería de Núria queremos que te enamores de un buen libro. Y para eso te presentamos MyBoox Affinity, una página de citas que te ayuda a encontrar tu libro ideal.

El procedimiento es sencillo: hay que contestar algunas preguntas sobre quién eres y qué buscas y la página te dice tu libro ideal. ¡Asi de fácil! La página está en francés, pero me parece que se entienden bastante bien las preguntas. Haz clic en la imagen para ir a la aplicación. ¡No dejes pasar este San Valentín sin enamorarte! 

Myboox

A mí me han salido estos cuatro libros:

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No he leído ninguno de ellos, aunque Tristes trópicos y El guardián entre el centeno llevan años en mi lista de pendientes. Pero este año los leeré sí o sí. Y los otros dos también. O por lo menos lo intentaré, porque creo que Le cheval d’orgueil no está traducido (o por lo menos yo no lo he encontrado traducido) y no creo tener el nivel de francés suficiente.

¿Qué libros os han salido a vosotros? ¿Creéis que la aplicación ha acertado? ¿De qué libros os habéis enamorado?

Máquinas expendedoras de libros

La verdad es que ya hace bastante tiempo que se oye hablar de las máquinas expendedoras de libros. El otro día me picó la curiosidad y me puse a buscar cuándo surgió la idea. Descubrí en esta página que la primera expendedora de libros fue construida por un tal Richard Carlile en Inglaterra en 1822.

Carlile era un librero en desacuerdo con el régimen del momento y a favor del sufragio universal. Como todo buen librero revolucionario, quería vender obrar prohibidas (como, por ejemplo La edad de la razón, de Thomas Paine) sin tener que pasar luego por la cárcel, por lo que ideó una máquina de autoservicio que permitía a los clientes comprar aquellos libros sin entrar en contacto con Carlile. El cliente pedía la publicación que quería, depositaba su dinero y el material caía frente a él. No está claro si se trataba de un proceso automatizado, pero eso no impidió que automáticamente se abriera un juicio contra uno de sus empleados, que fue condenado por la venta de «material blasfemo».

PenguincubatorTreinta y cinco años más tarde apareció una nueva máquina de venda de libros, llamada Penguincubator. Esta nueva máquina fue concebida por Allen Lane, fundador de Penguin Books. Penguin Books revolucionó la industria editorial al ofrecer libros de calidad en formato rústica a un precio muy asequible. Siguiendo con la filosofía de hacer llegar la literatura a las masas, la Penguincubator dispensaba literatura clásica en formato de bolsillo por 6 peniques, más o menos el mismo precio que un paquete de tabaco. La primera máquina se instaló en la estación de metro de Charing Cross Road de Londres. Parece ser que la idea se le ocurrió cuando volvía de Devon, tras visitar a la escritora Agatha Christie. Buscando en el quiosco de la estación de tren algo para leer durante el viaje sólo encontró revistas populares y reimpresiones de novelas victorianas. El Penguincubator nunca se fabricó en cantidad suficiente para tener impacto en el mercado, pero eso no impidió que otros tomaran la idea y la desarrollaran.book-o-mat

En 1947, Popular Science creó el Book-O-Mat, que contó con una selección de 50 libros que se renovaba cada trimestre. Dos años después, Rock-Ola Manufacturing Corporation introdujo una versión mejorada del Book-O-Mat. Rock-Ola, que es conocida por la fabricación Rock_Ola_BOOK_Ode máquinas tragaperras y jukeboxes, pensó que los libros también podrían hacerles ganar dinero.

Hoy en día, por lo menos media docena de empresas chinas fabrican máquinas expendedoras de libros. En Japón, donde las máquinas expendedoras dispensan casi cualquier tipo de artículo que se nos pueda ocurrir, el éxito de estas máquinas es rotundo para distribuir libros y revistas de manga (de estas que tienen el tamaño de una guía telefónica).

En Occidente, en cambio, el éxito de esta forma de vender libros ha sido más esquivo, aunque poco a poco la idea ha ido siendo más aceptada. Una empresa irlandesa hizo un primer tanteo instalando A Novel Idea en el aeropuerto londinense de Heathrow, pero terminó declarándose en quiebra en 2010. Por otro lado, en Barcelona y Madrid hay máquinas expendedoras de libros desde hace algunos años y no parece que les vaya mal, ya que su presencia va en aumento. También hay máquinas en Suecia y Alemania.

En Estados Unidos, la biblioteca pública de Fullerton, en California, instaló una máquina expendedora de libros cerca de la estación de tren. La máquina ofrece hasta 500 de los títulos más vendidos, sin coste para el usuario, siempre que tengan una tarjeta de la biblioteca.

Una de las deficiencias del sistema de venda con máquina expendedoras es el límite de espacio que, a su vez, limita a lo títulos dando una clara ventaja a los best-sellers. Una librería de Toronto llamada The Monkey’s Paw vio este hueco y presento la Biblio-Mat, una máquina expendedora que selecciona al azar un libro de segunda mano por dos dólares canadienses.

Aún así, el éxito de las máquinas expendedoras de libros, que provocan más curiosidad que ventas, ha sido siempre moderado. El problema probablemente es que los libros no son artículos desechables como los cigarrillos o las barritas de chocolate. El poco espacio y el hecho de que estas máquinas están asociadas a la compra compulsiva hacen que sólo los best-sellers del momento tengan cabida en ellas. Además, la posibilidad de que la máquina falle ya da rabia cuando pierdes un euro o dos al comprar una bolsa de patatas, por lo que uno se lo piensa dos veces ante la posibilidad de arriesgar los 10€ que vale como mínimo cualquier best-seller en formato bolsillo. Además, dado que un libro no es un objeto que se compre para consumir en el momento (como una lata de refresco) tenemos otras opciones para aquellos que no quieran acercarse a la librería: como comprar los libros por internet para que te los envíen en dos días a casa o bajárselos para leerlos en el e-reader.

La idea me parece buena para poner expendedoras en estaciones de tren y metro, salas de espera de hospitales y lugares en general donde la gente lee para hacer pasar el rato. En estos casos deberían ser máquinas de best-sellers, aunque estaría bien incluir siempre algún otro libro menos conocido para darle riqueza.

Por otro lado, también me parece interesante la máquina de Toronto que reparte libros de segunda mano al azar por dos dólares. Me parece emocionante no saber qué te puede salir. Claro que puede ser un bodrio, pero también puedes conseguir una joya, y por dos dólares vale la pena arriesgar. También me parece interesante repartir por la ciudad máquinas que se usen como extensiones de la biblioteca pública, ya que facilitarían mucho el acceso gratuito a los lectores a los que no les va bien pasar a menudo por la biblioteca. El problema que les veo es que serían víctimas de vandalismo y los libros son demasiado valiosos como para exponerlos a esto.

¿Cuál es vuestra opinión sobre el tema?

Fuentes:

A Brief History of Book Vending Machines 

Máquinas expendedoras de libros en el metro de Barcelona

Máquinas expendedoras de libros, un invento español que factura 85.000 euros en sus primeros meses y que codician en Australia, México, Chile y Polonia 

LibroExpress