Top Ten Libros que me gustaron más de lo que esperaba

 

1. 49 goles espectaculares, de Davide Martini

2. El corredor del laberinto, de James Dashner

3. El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, de Ransom Riggs

4. Tienes hasta las 10, de Francisco Castro

5. Génesis, de Bernard Beckett

6. Bajo la misma estrella, de John Green

7. La vida puerca, de Héctor Sánchez Minguillán

8. El pacto de las vírgenes, de Vanessa Schneider

9. La verdad sobre el caso Harry Quebert, de Joël Dicker

10. El olmo del cáucaso, de Jiro Taniguchi

Ayer murió Jiro Taniguchi, mi mangaka favorito

Supongo que ya lo habéis oído o leído por ahí, puesto que se está hablando bastante de ello en los medios. El mangaka del realismo, que retrataba como nadie a sus personajes, sencillos, auténticos, comunes, inmersos siempre en la cotidianidad más tediosa —y, a la vez interesante—, Jiro Taniguchi, murió ayer, 11 de febrero, por un cáncer.

Recuerdo que me regalaron El olmo del cáucaso en una época en la que yo sobre todo leía shonen (manga para adolescentes) y que se me hizo muy cuesta arriba. Sin embargo, años más tarde lo retomé y me emocioné con su lectura. Como esto fue mucho antes de abrir el blog, nunca lo reseñé, así que voy a hacerlo ahora.

taniguchi-portadaEn El olmo del cáucaso, una pareja de ancianos se trasladan a una casa fuera de la ciudad. Al llegar a su nuevo hogar, se sorprenden al ver que todas las plantas del jardín, antes frondoso y bello, habían sido arrancadas. Solo dejaron un olmo demasiado grande para quitarlo. En seguida se dan cuenta de que se trata de un árbol problemático: suelta muchas hojas, que ensucian los patios y dejados de los vecinos y les atascan los canalones. ¿Debería talar este antiguo y molesto árbol?

Este es el argumento con el que inicia el primero de los relatos de El olmo del cáucaso. Sin embargo hay más historias: acompañamos a unos abuelos y a su nieta al parque de atracciones, pero ella no parece querer montar en nada. Vemos como un señor descubre en el periódico de casualidad a la que puede que sea una hija que hace años que no ve. Y varias historias más, todas ellas sencillas y cotidianas, pero con unos personajes muy trabajados. Su forma de narrar y de dibujar tan profundamente unos personajes tan cotidianos me enamoró para siempre.

Tras este libro leí algunos más, que estos sí reseñé en el blog:

El caminante

Barrio lejano

Cielos radiantes

El gourmet solitario

Furari

Y aún tengo una larga lista de mangas pendientes de leer. Es una gran pena saber que esta lista no crecerá más, pero siempre me quedará el placer de poder releerlos y el deber de agradecer a Jiro Taniguchi el haber escrito y dibujado semejantes obras.

Barrio lejano, Jiro Taniguchi

Descubrí a Jiro Taniguchi en mi 14 o 15 cumpleaños, cuando mis tíos me regalaron El olmo del cáucaso, dibujado por él y con guión de Ryuichiro Utsumi, una colección de relatos donde niños, adultos y ancianos se enfrentan a sí mismos. Aunque entonces estaba más acostumbrada a otro tipo de cómics, enseguida me di cuenta de que en éste había algo especial. Me encontré ante un seinen (cómic japonés dirigido a un público adulto) que comprendía seis relatos, que no por ser cotidianos carecían de interés. Más bien todo lo contrario: el carácter introspectivo de la obra nos acerca a las vidas de personas anónimas, normales y corrientes, que se confunden cada día entre los mares de personas que pueblan las calles. Son historias sin importancia pero cautivadoras y llenas de sensibilidad.

En esta ocasión os quiero hablar de Barrio lejano, publicado tanto en castellano como catalán por Ponent Mon, editorial que ha publicado la mayoría de sus obras en España. Aunque el cómic vale 18€, en la Continuarà… de Barcelona lo he encontrado por 10€. Jiro Taniguchi dibuja con un estilo realista, un trazo limpio y un acabado detallista, con gran poder expresivo. Sus historias, aunque a veces (como es el caso) contienen algunos toques fantásticos, son en el fondo historias costumbristas, centradas en el núcleo familiar y los problemas cotidianos. Gracias a todo esto, en Barrio lejano consigue hacernos sentir una gran empatía con el protagonista.

Las páginas de este cómic están llenas de nostalgia por un paraíso perdido. Hiroshi Nakara es un hombre de 48 años que un día se equivoca de tren y, en lugar de volver a casa, va al pueblo donde vivió de niño. Aprovecha el error para pasear por el pueblo y visitar la tumba de su madre. Es entonces cuando viaja al pasado de forma misteriosa (la mariposa que aparece en ese momento puede ser la causante, a la vez que nos recuerda la conocida teoría del efecto mariposa) y vuelve a su época de instituto, unos meses antes de que su padre abandonara la familia de forma inesperada. Hay en la obra un clima creciente de desasosiego ante la futura desaparición del padre que se alterna con la tranquilidad que le da la relación que mantiene con una compañera de clase. Hiroshi vuelve a vivir su adolescencia, esta vez con la experiencia de un hombre adulto, lo que causará algunos cambios. Taniguchi reflexiona sin sentimentalismos sobre la familia y las relaciones que dentro de ella se establecen, lo que sabemos y lo que desconocemos sobre las personas con las que compartimos techo, sobre los deseos y los sueños insatisfechos, sobre lo que al final ha quedado de ellos. Sobre la vida, al fin y al cabo.

Como un nuevo Ulises, Hiroshi hace un viaje interior para lograr vencer sus propios miedos y superarse a sí mismo para regresar como un hombre nuevo, más cultivado, al hogar. Nos encontramos ante una historia sensible que habla de cómo reconciliarse con las propias circunstancias, una búsqueda para encontrar la paz interior. Literatura en viñetas.