Diez joyas literarias infravaloradas o poco conocidas

 

1. Alter y Walter o la verdad invisible, de Pep Brocal

2. Miércoles, de Juan Berrio

3. Cuentos del Japón oculto, de Sachiko Ishikawa

4. Daisy Sisters, de Henning Mankell

5. De Fukushima a Corfú. Una fábula japonesa, de Carmen Domingo

6. El vigilante, de Peter Terrin

7. Génesis, de Bernard Beckett

8. Kiosco, de Juan Berrio

9. La vida puerca, de Héctor Sánchez Minguillán

10. Viernes, de Santiago Freire y Dani Padrón

El vigilante, de Peter Terrin

El-vigilante-Peter-Terrin-201x300Creo que nunca antes había leído una historia tan inquietante como ésta. El vigilante, de Peter Terrin (Rayo verde) es una novela que consigue al 100% su objetivo: ponernos muy nerviosos y, a la vez, mantenernos pegados a sus páginas.

La historia se desarrolla en un momento indeterminado, suponemos que un futuro distópico, en el que dos vigilantes de un edificio de lujo viven en su puesto de trabajo: el aparcamiento. No saben exactamente hasta qué punto la empresa controla cada uno de sus movimientos, no tienen ningún contacto con el exterior y no se les permite relacionarse con los residentes. Así que Michel y Harry se encuentran solos, con sus pensamientos y las reflexiones del otro.

De pronto, uno a uno, todos los inquilinos del edificio menos uno salen y no vuelven. La tensión aumenta. No saben si ha ocurrido algún tipo de desgracia fuera o si la empresa les está poniendo a prueba de cara a un posible ascenso. Después de todo, ellos merecen estar en la élite… ¿no? El encierro, el miedo y la soledad los llevarán al desconcierto, el desamparo y la paranoia.

Los dos personajes viven aislados del mundo, pero es que ni siquiera entre ambos, aunque pasen todo el día juntos, existe una relación estrecha. Existe un cierto compañerismo, que en el fondo no es más que una obligación social. Los secretos los hacen más débiles. La uniformidad y la monotonía les embota la cabeza hasta hacerles rozar en ocasiones la locura.

La tensión de este libro no se debe a un ritmo cuidadamente vertiginoso, sino todo lo contrario: la quietud es lo que crea esta tensión. Es una quietud de animal que se siente preso, una quietud miedosa, angustiosa y sudorosa. Inaguantable. La desinformación en la que viven los dos vigilantes los lleva a sacar conclusiones, creérselas y desmentirlas continuamente, en círculo.

el vigilante_banner_libro físico el vigilante_banner_libro electrónico