Yo no conocía a Perejaume, pero con título tan curioso como este, la exposición comisariada por Martí Peran consiguió llamar mi atención, así que me dirigí a la sala de exposiciones de La Pedrera a saciar mi curiosidad.
El leitmotiv de la exposición es la saturación de arte que hay en el mundo, a partir de la cual el artista hace una reflexión acerca de los límites y el destino del arte. Es por eso que Perejaume reivindica la necesidad de despintar, deshacer, desdibujar el arte y devolver las palabras e imágenes a su lugar de origen. El título exclama interpelando al autor: “Ai Perejaume”, y se lamenta “si veies…”. Parece que es la propia obra del autor la que se queja, o la exposición misma la que se siente cargada con tantas obras. O todas las obras, pasadas y futuras. No sabemos quién se queja. Pero sí sabemos que está cansado, es una voz fatigada y llena de melancolía.
Entre las obras me gustaría destacar las esculturas hechas a semejanza de piedras reales (en la imagen), la piedra sacada de una pedrera con una fotografía al lado de su lugar original con el cartel “this stone has been temporarily removed for exhibition” o el marco vacío en el que se puede leer “Pintura d’Olot que ha tornat la seva imatge a Olot”.
La obra parece incluso haber tomado conciencia de sí misma para cuestionar al creador. Lo cual no deja de recordar la cita: “Una vasija de barro (…) no se pone a discutir con quien la hizo. El barro no dice al que lo trabaja: ¿Qué estás haciendo?” (Isaías 45:9). Las obras de Perejaume se saltan la norma y se ponen por encima del autor, decidiendo ellas mismas incluso si quieren formar parte o no de la exposición. Una de las piezas es un fondo negro con unas letras que rezan así:
«Li he demanat a l’obra que havia de ser aquí:
—Digues, ¿vols que t’exposi?
—No ho sé —m’ha dit.
Però m’ha semblat que ho deia amb més
mostres de no que de sí.»
Una propuesta realmente interesante con obras llenas de humor, ironía e ingenio. Gratuita. Imprescindible la visita guiada.