Contra el viento, de Ángeles Caso

Como ya os mencioné, el blog literario Kayena Libros organizó una iniciativa realmente muy bonita para este Sant Jordi. Consistía en hacer una especie de amigo invisible entre blogueros. Recibí mi regalo el día 22 de abril, un día antes de Sant Jordi. Me lo envió Lara de El cofre de Óscar. He visto que muchos han fotografiado el regalo envuelto y luego el interior, pero lo cierto es que recibí el paquete mientras salía de casa y lo abrí por la calle de camino porque no podía esperar más para abrirlo, así que no hice la foto. La verdad es que ni siquiera se me pasó por la cabeza hacerla.

En el interior me encontré con esto:

 

Contra el viento

A pesar de haber ganado el Premio Planeta en 2009, no conocía Contra el viento ni había leído nada de Ángeles Caso. Tampoco conocía el blog de El cofre de Óscar. Así que ha sido todo un descubrimiento que tengo que agradecer a Kayena (¡gracias!). Pasad por ambos blogs, los dos valen mucho la pena. El punto de libro con la rosa también me ha gustado mucho, es de éstos que se ven en 3D al moverlos.

Por cierto, yo envié La marca del meridiano, de Lorenzo Silva y, por ahora, no tengo noticias de que nadie lo haya recibido. Estoy un poco preocupada porque no sé si se ha perdido el paquete o la persona en concreto no ha dicho nada aún.

Y bueno, ya he leído el libro, así que os voy a decir qué me ha parecido.

Ángeles Caso nos narra la historia de Sâo y, a través de ella, la historia de todas las mujeres que son importantes en su vida. Sâo es caboverdiana y pobre, muy pobre, pero es también una soñadora y una luchadora que sigue adelante cada vez que tropieza. La vida es complicada. Pero lo es más si eres mujer, pobre y africana. En la novela se nos habla de los problemas que asfixian a estas mujeres: el hambre, la lucha por la supervivencia, la falta de recursos, los abusos sexuales, la impotencia, el maltrato, el machismo. Y como la emigración se presenta como la única salida posible, nada fácil por otro lado. Entendemos qué significa ser negra en un mundo de blancos, ser mujer en un mundo de hombres y ser pobre en un mundo de ricos. La superación, el esfuerzo, la amistad y la esperanza son los pilares en los que se apoya Sâo para no desfallecer.

Sâo descubre cuando es muy pequeña la importancia del dinero. Y lo hace de la forma más cruda posible, al morir una amiga al no tener su madre dinero suficiente para pagar un médico. Sâo decide entonces que va a ser médico para poder curar a las personas pobres, lo que no sabe entonces es que para estudiar también necesita dinero. Cuando años más tarde, la vida lleve a Sâo a España, conocerá a la narradora, una señora que sufre una depresión tras el abandono de su marido. Cada una será el apoyo que la otra necesita.

La masculinidad se presenta amenazadora, traidora, alienante. Los hombres de esta novela maltratan, violan, abusan de su poder, son borrachos y violentos. Los hombres buenos quedan en segundo plano y acaban por morir o desaparecer de la vida de las mujeres que los necesitan. Las mujeres, en cambio, se ayudan y apoyan entre ellas de una forma desinteresada y casi heroica. Llamarlo maniqueo es poco.

Es una novela interesante, que te hace reflexionar y comprender la lucha de tantas personas que buscan incansablemente una salida a las asfixiantes situaciones a las que están abocadas. Si hay que encontrarle un inconveniente es que se para tanto a explicar las historias de las mujeres que anteceden a Sâo que conoces a la protagonista a partir de la página 90. Además, por lo que parecía, la relación de Sâo con la narradora era lo que motivaba a ésta última a contar la historia de Sâo. Sin embargo se pasa casi de puntillas sobre esta relación (que, tal como nos la presentan al inicio, tendría que contener el peso central de la historia). Da la sensación de que la escritora iba a contarnos algo y a la mitad cambió de opinión y nos contó otra cosa. Diría que la novela tiene un problema “de proporciones”. Sin embargo he disfrutado de la novela y la he encontrado terriblemente conmovedora y esperanzadora.

El cielo ha vuelto, de Clara Sánchez

El cielo ha vueltoUna tarde de un domingo lluvioso te encuentras sin planes ni ganas de hacerlos. En la tele no hacen nada que te apetezca ver y tampoco quieres enfrascarte en ningún libro demasiado complejo. Lo mejor en este caso es prepararse algo bien calentito, taparse con una manta y escoger un libro sencillo y rápido de leer. El libro del que voy a hablar hoy, El cielo ha vuelto, ganador del Premio Planeta 2013, es ideal para pasar una tarde entretenida sin complicaciones.

Clara Sánchez es la autora de este libro. Tras enseñar varios años en la universidad ha publicado varias novelas de las que hay que destacar Piedras preciosasÚltimas noticias del paraíso, Un millón de luces, Lo que esconde tu nombre y Entra en mi vida. Clara Sánchez  tiene un estilo intimista y usa un lenguaje sencillo.

El libro se lee rapidísimo. La protagonista es Patricia, una chica que cree tenerlo todo: es una modelo en el momento álgido de su carrera, con dinero, un marido guapísimo y un chalé con jardín. Qué más se puede pedir. Sin embargo, volviendo de India, se encuentra en el avión con Viviana, una mujer obesa y sudorosa que le advierte de que hay alguien que la quiere muerta. Patricia, que sólo puede pensar en lo mal que le queda el color blanco a esa mujer y en cómo salir al pasillo con ella ocupando todo el espacio, se olvida rápido de lo que le ha dicho. Su vida es maravillosa: ¿quién iba a quererla muerta?

Sin embargo, pronto empieza a tener extraños accidentes que hacen peligrar su vida y su carrera, por lo que contacta de nuevo con Viviana y empieza a investigar entre sus conocidos para dar con quién le quiere mal. El libro es flojo y el final, previsible. No hay misterio ni suspense: todos podemos hacernos una idea desde casi el principio acerca de dónde viene la sombra que acecha a Patricia, menos ella misma, claro.

En el libro nos encontramos con todos los prejuicios del mundo de la moda: drogas, zancadillas y envidias; todo ello condensado en un mismo personaje, la jovencísima modelo que parece que le va a quitar el sitio. Vaya por Dios, qué malvada es.

En cuanto al resto de personajes a los que considera sus amigos, sólo podemos concluir que Patricia es tonta. Su familia está compuesta por una panda de gorrones que viven a su costa sin vergüenza alguna. La hermana, además, le echa en cara cosas continuamente. Su marido es vago, egoísta y sucio; un artista frustrado que sólo vende los cuadros que ella compra de escondidas. Patricia se preocupa por la felicidad de sus seres queridos, pero confunde la felicidad con el dinero y trata de arreglarlo siempre todo a golpe de talonario. Y estos “seres queridos”, por supuesto, no le ven problema alguno.

El ritmo es ágil y cinematográfico. El libro es entretenido, aunque no memorable. En ningún momento se hace pesado, pero nos pasamos todo el libro esperando un giro de guión que nunca llega. Cuando te das cuenta de que no va a llegar, cae el interés en el libro. Para mi gusto, le falta profundidad para los personajes y un trasfondo que llegue al lector y lo implique en la historia. El final es correcto, pero no sorprende.

La marca del meridiano, de Lorenzo Silva

La marca del meridianoLa marca del meridiano, de Lorenzo Silva, es el sexto libro de la saga de novela negra que el autor inició en 1998 con El lejano país de los estanques. Aunque, como siempre en una saga, lo mejor es leer todos los volúmenes en el orden correcto, lo cierto es que en este caso no es imprescindible. Siendo éste el único libro que he leído de la saga, no ha sido hasta finalizar la lectura que he buscado si había o no libros anteriores que me he saltado. Por tanto, se puede leer sin problema, aún no habiendo leído los anteriores: el caso se abre y se cierra en el mismo volumen y lo que debemos saber sobre los personajes, su carácter, su recorrido y sus fantasmas, queda descrito en unas pocas pinceladas muy certeras, que consiguen que los recién llegados con se sientan perdidos (a la vez que no se aburre tampoco a los seguidores más fieles). Los 5 primeros libros están publicados por Destino, mientras que este última lo está por Planeta (de hecho, es el ganador del Premio Planeta de Novela 2012).

La prosa y el vocabulario están muy cuidados, y las frases cortas y los diálogos se encadenan con largos párrafos y reflexiones que agilizan el ritmo sin renunciar a la profundidad. El acento de la historia está puesto, aparte de en la intriga, en los sentimientos del protagonista y en su mundo interior. La historia está narrada en primera persona, para una mayor identificación con el personaje. Así, asistimos al mismo punto de vista que Bevilacqua, un guardia civil que se acerca a la cincuentena, un hombre íntegro pero con sus demonios, que lo hacen más cercano y más humano. Bevilacqua (Vila, para aquellos que consideran su apellido impronunciable) nos ofrece no sólo sus reflexiones personales, sino también una visión unipersonal de la trama. Sólo vemos y sabemos las cosas a medida que él las va viendo y sabiendo, algo muy acertando cuando se trata de este género. Nunca me ha gustado la falta de transparencia de aquellas historias donde el detective sabe más que nosotros y calla sus propias conclusiones para sorprendernos al final con pruebas que apenas se habían mencionado. Me hace sentir que han hecho trampa. Tampoco me gusta el caso contrario, en el que la cámara revela cosas que el protagonista no puede ver, destruyendo así toda la intriga.

El caso que ocupa al brigada Bevilacqua, es la tortura y asesinato de su mentor, Robles, un policía ya retirado. La historia se sitúa en la España actual, la de la crisis, los recortes, la corrupción y el conflicto entre centralistas en independentistas. Empieza en octubre de 2011, el mismo día en que ETA anuncia el cese de la violencia y Gadafi es asesinado.

En esta historia, los policías son villanos, las víctimas no son inocentes y el uniforme resulta a menudo deshonrado. Pero eso no implica que Lorenzo Silva crea que la guardia civil sea especialmente corrupta, todo lo contrario, el autor piensa que el cuerpo ha sido a menudo desprestigiado injustamente. Sea como sea, la historia desvelará una trama de corrupción, trafico de drogas y prostitución en el que se verán implicados algunos agentes. Todo ello llevará a Vila a un encuentro abrupto con su pasado. Le tocará pensar en lo que perdió, en lo que ganó y en lo que tuvo que dejar atrás. Y es que Bevilacqua no se enfrenta a sólo un asesino, sino a la sombra de su pasado que lo persigue. Vila se encuentra en el meridiano de su vida y se ve envejecer, a la vez que observa a sus compañeros que han ascendido, a los que han caído y a los más jóvenes. Todo ello le lleva  a menudo a pensamientos melancólicos sobre la jubilación e incluso la muerte. Lo policíaco queda pequeño frente a lo personal.

La marca del meridiano simboliza muchas cosas. Es la línea imaginaria que separa el este del oeste y Cataluña de España. Es una línea que es tan solo una convención, una línea imaginaria en un mundo que es uno, más allá de las fronteras que tracemos. Es también la línea fronteriza entre el bien y el mal y el debate sobre si al cruzar esta línea se puede realmente volver.

Estamos ante una historia llena de ironía y crítica contada desde la voz de Vila, una historia que entretiene y engancha, a la vez que te lleva a reflexionar sobre todos estos temas.