Ser adolescente puede ser una experiencia muy dura. Pero aún puede serlo más si te llaman «chinorri» cuando eres un español con padres japoneses, tienes problemas para encajar, mientras descubres tu homosexualidad e intentas soportar los ataques de violencia de tu padre. Ésta es la situación del protagonista de Riku desde los infiernos, de Roberto Carrasco (editorial La calle) y, aunque parezca exagerada, parece ser que está basada en una historia real.
Aunque Riku justo está dejando atrás la niñez, ya es bastante consciente de lo solo que puede uno llegar a sentirse y de lo duro que puede ser vivir. En su mente flota la idea de la muerte, que poco a poco va desplazando cuando encuentra esperanza en el amor y la amistad. Sin embargo la vida no es generosa con Riku, y muchas de las cosas que cree ganar se las arrebata de la peor manera. La falta de comprensión de los adultos y su arrolladora desprotección son lo que hace que el creativo Riku, aún estando vivo, nos escriba desde los infiernos.
Es una novela con un protagonista muy especial: un chico creativo, intenso y dulce, con el que congeniamos rápidamente. Dan ganas de acercarse a él para darle un abrazo. La historia se entrelaza con los relatos en el que el propio Riku vuelca sus miedos y pesadillas o en los que se refugia desesperadamente. Este libro ha sido realmente una sorpresa positiva para terminar el año.