Nadie sabe nada, de Andreu Buenafuente y Berto Romero

Nadie sabe nada«Quédense con este último consejo: nadie sabe nada». Éstas fueron las últimas palabras que Andreu dijo al despedirse de su público en «Buenas noches y Buenafuente«. Medio año más tarde, las retoma como si de un punto y seguido se tratara y las usa para dar nombre al espectáculo de improvisación que protagoniza junto con Berto Romero.

Al terminar el programa que tenían en La Sexta, Andreu manifestó una necesidad de cambio. Probablemente fue por eso que el nuevo programa de Antena 3 no terminó de funcionar: se convirtió en más de lo mismo pero renunciando el tono íntimo que tenía antes para hacerlo todo más grande. Al pasarse al teatro y aparecer los dos solos (con permiso de Iván Lagarto) has vuelto a dar un giro hacia esa intimidad que echábamos de menos. El tándem Andreu-Berto funciona realmente bien. Las interacciones entre los dos humoristas eran, para muchos, lo mejor del programa y eso es lo que recuperan en Nadie sabe nada.

El espectáculo consta de tres partes. En la primera, los humoristas, sentados en sus butacas, se hacen preguntas personales y explican cómo les ha ido el día en clave de humor. Para la segunda parte se desplazan a una barra de bar para repasar las noticias del día y luego improvisar una canción (junto a Iván Lagarto como guitarrista) donde intentan hacer salir todos los temas tocados hasta el momento. En la última parte responden al azar algunas de las preguntas que el público ha escrito en unas hojas al entrar.

Un aviso: si escribes más de una pregunta puede ser que salgan las dos. Y si en una de ellas los ofendes diciendo que hacer una improvisación es trabajar poco, puede que incluso enciendan las luces del teatro para buscarte entre el público.

Si queréis ir, reservad cuanto antes, pues las localidades se llenan enseguida. Quise ir el 24 de noviembre, que era el preestreno en el Auditori de Cornellà, pero me fue imposible conseguir entrada, así que finalmente fui el domingo pasado al Teatre Artèria Paral·lel, donde estará hasta el 6 de enero. En la página web de El Terrat podéis consultar fechas y horarios.

Sea como sea, no podía perderme una actuación de este par. Andreu Buenafuente ha creado escuela dentro del mundo del humor. Y Berto no ha dejado de crecer desde su primera aparición en televisión. La improvisación, además, refresca el conjunto. Saber que cada espectáculo es único te hace sentir especial, pero también te da un poco de rabia por no poder verlos todos. La complicidad entre ambos, fruto del trabajo conjunto durante años, consigue que salgan airados de algo tan arriesgado como un espectáculo de humor improvisado.

El sopar dels idiotes, de Francis Veber (dir. J. J. Afonso)

David Fernández y Edu Soto: dos buenas razones para ir a ver al Teatre Apolo la ya de por sí exitosa comedia teatral El sopar dels idiotes, todo un clásico escrito por el dramaturgo francés Francis Veber. Edu Soto y David Fernández (por desgracia encasillados en sus papeles de el Neng de Castefa y Rodolfo Chikilicuatre, respectivamente) se conocieron en un casting para Una altra cosa, se reencuentran ahora en esta obra. David Fernández se sale en su papel, no necesita ni siquiera hablar para hacer reír. De hecho, el papel del idiota recuerda mucho al del Gilipollas que interpretaba como colaborador de Buenafuente. También es destacable la actuación de Santi Ibáñez en el papel de inspector de Hacienda, un personaje especialmente divertido. Edu Soto encarna correctamente un personaje más serio y formal, al que no nos tiene acostumbrados.

Un grupo de amigos se reúne los martes para hacer una cena e invitar a la persona más idiota para reírse de ella. La historia tiene lugar en el piso de uno de estos amigos que tiene lumbago, por lo que no puede asistir a la cena. El idiota invitado aparece en su casa dando pie a un juego de despropósitos y disparates; una espiral de metidas de pata que cambian el orden establecido en la vida del arrogante anfitrión. Dirigido por Juan José Afonso, el espectáculo no es una comedia banal, sino una crítica hacia una sociedad en la que el que es idiota y el que sólo lo parece se confunden.

La obra parece estar hecha especialmente para el lucimiento de David Fernández. El resultado son dos horas sumamente entretenidas.